PREMIOS MUJER 2024

Yasodhara López: “Hemos visto que cada vez más el público general ve el patrimonio industrial como un atractivo turístico”

Con motivo del 11º aniversario de La Fábrica de Luz. Museo de la Energía hablamos con su directora para conocer sus impresiones de estos años
Yasodhara López, en las instalaciones del Museo de la Energía de Ponferrada
Yasodhara López, en las instalaciones del Museo de la Energía de Ponferrada. / QUINITO

Me gustaría que comenzara contándonos un poco sobre cómo este lugar pasa de ser la central térmica de la Minero Siderúrgica de Ponferrada (MSP) a convertirse en el Museo de la Energía.

Pues esto la verdad es que fue una apuesta de la Fundación Ciudad de la Energía (Ciuden) allá por el año 2009, que en aquel momento se empezaba a plantear cómo el antiguo patrimonio industrial en desuso podía reconvertirse en otras cosas mirando hacia Alemania con esa cuenca del Ruhr, con esos grandes ejemplos. Y dio la casualidad de que esta antigua central térmica, la Minero Siderúrgica de Ponferrada, llevaba ya muchísimos años en desuso, estaba totalmente vandalizada, abandonada. Era encima una referencia en la ciudad, estas chimeneas que se ven como un barco le llamaban muchísimo la atención a todo el mundo. Y surgió que la empresa que era la propietaria de esta central térmica, la MSP, quiso cederla a la Ciudad de la Energía para hacer un uso diferente de lo que tuvo hasta ese momento. Entonces allí en el 2009 se produjo esa cesión y luego vino lo difícil, que era de cómo se planteaba convertir esto en un museo, y por qué un museo y de qué forma. Entonces ahí fue como surgió todo en realidad.

¿Y de estos 11 años de funcionamiento del museo qué balance haría?

Pues muy positivo, porque hemos visto que cada vez más el público general ve el patrimonio industrial como un atractivo turístico. Es algo que hasta hace poquito, por lo menos en España, no pasaba. Bueno, Cataluña sí que tiene alguna iniciativa y va ya un poquito por delante. Pero bueno, sí que aquí era más difícil el “pues vamos a ver una central térmica”. Excepto a cuatro locos apasionados de este tema, a la gente no le interesaba. Y, sin embargo, ha empezado a gustar más, incluso para el público familiar que era algo que sí que no estaba tan esperado. Otro tipo de museos, como los científicos, les atraen más a pesar de que somos también un museo de ciencia. Entonces el balance es muy positivo porque cada año va incrementando el número de usuarios; y decimos usuarios en lugar de visitantes porque nos visita tanta gente sólo a hacer la visita normal como a realizar actividades dentro del museo. Entonces positivo, la verdad.

¿Cómo afectaron el coronavirus y las restricciones derivadas del mismo el funcionamiento del museo?

El COVID-19 fue horroroso para todos, para nosotros y para todos los museos. Gente del mundo de la cultura nos pasamos un año teniendo reuniones virtuales y para todos fue horrible, porque al final por mucho que te lanzas al mundo virtual a hacer otro tipo de actividades la realidad es que los centros culturales y museísticos lo que queremos es recibir presencialmente a los visitantes. Esto fue sobre todo porque no nos lo esperábamos, fue muy rápido todo. Decir que redujimos a la mitad de los visitantes es decir poco, fue más en casi todos los centros porque cerramos puertas durante meses y meses seguidos. Entonces bueno, hicimos un cambio al digital todos corriendo, a la carrera; nuestro personal de atención al público se puso las pilas rapidísimo para poder hacer pequeñas visitas que colgábamos en nuestro canal de YouTube, nuestro personal de didáctica lo mismo. Porque claro, también toda la gente estaba encerrada en casa, y queríamos darles contenido para hacer un poquito más livianos esos días de encierro al público en general. Por ejemplo, que los padres que estaban con los niños tuviesen actividades para hacer con ellos con cosas que tuviesen por casa, porque casi no se podía ni salir a comprar prácticamente. Fue una forma diferente de conectar con el público, aunque fue muy duro para todos el ver las puertas cerradas.

Y una vez que se relajaron las medidas, ¿cómo han conseguido recuperar el flujo de visitantes?

Pues nada especial en realidad. Sí que lo primero fue abrir las puertas en cuanto nos dejaron, con las medidas restrictivas que hubo, eso para empezar. Sí que está costando un poquito el recuperar a los centros educativos porque ellos han tenido muchas más restricciones para salir y nosotros tenemos mucho público educativo, casi 7.000 aproximadamente al año. Entonces eso está siendo más gradual, más poquito a poco porque hay algunos centros que ya han empezado a salir y otros que todavía no han podido. Nosotros lo que hemos hecho ha sido seguir con las actividades “supercompletas” que planteamos, actividades culturales, todo tipo de visitas… Sí que hemos incrementado visitas al aire libre, porque esto nos ha quedado a todos que estamos más a gusto fuera de los sitios que dentro. Entonces el COVID nos sirvió para darnos cuenta de que teníamos que aprovechar más los espacios exteriores y también que teníamos que aprovechar más todo este entorno online. Algunas de las cosas que iniciamos en la época del COVID nos las hemos quedado y las incluimos dentro de nuestra programación general a través de nuestro canal de YouTube, de retransmitir en streaming, de hacer talleres didácticos para que quedasen colgados como recursos para profes y para el público general. Entonces, hemos seguido la actividad normal que teníamos, lo único que sí que es verdad eso, aprovechando más el exterior del museo.

Ha mencionado la participación de los colegios, ¿cómo es esta participación entre el El Museo de la Energía y los centros educativos?

Con los centros educativos se empezó a trabajar antes de abrir las puertas del museo. El museo abrió el 14 de julio del 2011 y con los centros educativos se comenzó a trabajar desde el 2009. Al principio iba nuestro equipo de didáctica a los centros educativos a explicarles lo que iba a ser este proyecto y dos talleres concretos. Nosotros tenemos la temática carbón-energía, por supuesto, esto es una central térmica; entonces eso es nuestro hilo temático para todos nuestros talleres siempre. Luego vamos incluyendo actividades si hay años temáticos interesantes, como el de la luz o el del vidrio, dentro de nuestra programación. También vamos incluyendo algunas otras temáticas de nuestro Ministerio. Pero siempre es eso, la generación de energía: esto es una central térmica y lo tenemos grabado a fuego.

Entonces con los centros educativos eso, se empezó a trabajar antes. Luego se empezó a ver qué necesitaban ellos hablando con los tutores, con los directores y con profesores sobre todo de la rama científica de qué necesitaban. A partir de ahí elaboramos el primer programa educativo que se modifica todos los años, vamos cambiándolo para que sea un atractivo mayor porque al principio empezaron a venir sólo colegios del Bierzo y de Laciana. Entonces claro, queríamos renovar mucho el programa educativo para que fuesen cosas diferentes porque ahora están agrupando a muchos años y repiten los niños un año tras otro. Y lo que hacemos todos los años es recibir propuestas de los colegios para adaptar nuestro programa educativo al currículum que tienen cada año.

¿Ve que los niños se involucren en las actividades?

Mucho, se lo pasan espectacularmente bien. De hecho, tenemos una actividad que es una gymkana por todo el museo y se vuelven locos, la verdad.

Habéis estado teniendo muchas actividades de este tipo con motivo del 11 aniversario, una de ellas una exposición. ¿Cómo ha ido, ahora que está a punto de acabar, Sueños en vidrio?

Pues muy bien. Era la primera vez que realizábamos una exposición con la Universidad de Valladolid y la verdad es que hemos quedado encantados. Son unos diseños espectaculares, que además de lo bonita que es la exposición, te da una idea de que siempre pensamos en la fabricación del vidrio y no nos imaginamos más allá, aunque sea el año internacional del vidrio. Esta exposición muestra cómo las botellas se adaptan al contenido que tienen. Aquí tenemos diseños de prototipos muy novedosos, aunque no se han llegado a realizar, y algunos son muy llamativos. Por ejemplo, hay un diseño para una botella de vermú que es como un matraz invertido y que tiene como un reloj de arena y, en la parte de arriba, lleva las aceitunas ya. Hay cosas muy pensadas y muy originales que han ganado un montón de premios y tratan de cómo el envase te evoca lo que hay dentro sin poder probarlo ni olerlo, claro, que es lo difícil.

¿Algo que nos pueda contar de la relación del Museo de la Energía con Ciuden?

Pues mira, el Museo de la Energía pertenece a la Fundación Ciudad de la Energía (Ciuden); La Fábrica de Luz. Museo de la Energía fue el primer centro que se abrió dentro de la fundación. Tenemos varias ramas: una de investigación de I+D+i, otra de formación en viverismo, tenemos por ejemplo otra rama de transición; y está siempre la parte de Patrimonio, Cultura y Museos en la que estamos nosotros integrados, que siempre ha sido una de las partes más queridas al final porque es donde nos visita la gente. Eso es algo con lo que tanto desde la Fundación Ciudad de la Energía como desde el Instituto para la Transición Justa están realmente contentos de tenernos, porque es una forma de poder llegar más a la gente que de otras formas igual les cuesta un poquito más.

 

 

2 comentarios en “Yasodhara López: “Hemos visto que cada vez más el público general ve el patrimonio industrial como un atractivo turístico”

  1. “Nuestro patrimonio Industrial”, es un museo…
    O sea ya no existe…
    “Han vendido nuestro patrimonio industrial por un plato de lentejas”

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