¿A qué saben o a qué huelen las nubes? Una pregunta imposible, salvo para los poetas. Lo mismo cabe pensar de la pregunta ¿para qué sirve precisamente en estos momentos una manifestación de 3.500 personas reclamando un mejor futuro para El Bierzo? Quizá para que Juan Carlos Mestre componga una elegía y Amancio Prada le ponga música. Cosas de poetas.
Quizá lo primero que cabe preguntarse es hacia quién iba dirigida la citada manifestación. Hacia el Gobierno central no podía ser porque estaba y sigue en funciones y, por lo tanto, no puede desarrollar ni proponer medidas correctoras que enderecen a corto o medio plazo el declive de El Bierzo. ¿Hacia la Junta de Castilla y León? Precisamente la pasada semana se celebró en Valladolid el debate sobre el estado de la Comunidad y qué se sepa ningún portavoz destacado dirigió su mirada y su voz hacia El Bierzo para solidarizarse con los manifestantes.
Días después, nadie de los convocantes se ha rasgado las vestiduras por tan escasa respuesta. En cambio, todos comprenden que con este estado de interinidad del Gobierno central poco se podía esperar. Y todos satisfechos. La manifestación ha sido un éxito porque así lo recogen en sus primeras páginas los medios de comunicación tradicionales, digitales y audiovisuales. Eso sí, compartiendo protagonista con los cortes de carreteras en la otra cuenca minera, en solidaridad con los cuatro mineros que en esos momentos estaban encerrados en el interior de una mina. Un poco más y la lucha utópica y romántica de los cuatro mineros le gana la batalla del protagonismo mediático a los 3.500 manifestantes bercianos.
¿Iba dirigida hacia la clase política en general por su falta de imaginación a la hora de ser coherentes y exigir a sus superiores medidas drásticas a favor de El Bierzo? Tampoco debería de ser esa la dirección, primero porque ningún líder de la clase dirigente se ha dado por aludido y; en segundo lugar, porque la gran mayoría de quienes se echaron a la calle en esa manifestación histórica conforman la sólida base electoral, fiel y leal, del PP y PSOE, los dos partidos que en todos estos años se han sucedido en los gobiernos de la nación, de la Comunidad, de la provincia y de los municipios y, por lo tanto, son los responsables directos del lento, pero inexorable declive de El Bierzo. Es más, días antes, en la gran manifestación electoral del 26J, en El Bierzo arrolló el PP, seguido, de lejos, pero seguido, del PSOE y, a más distancia, el resto de los partidos.
Asumiendo que todas las reclamaciones exigidas por estos 3.500 manifestantes son necesarias y urgentes para relanzar la economía de El Bierzo, la verdad es que esta manifestación va a servir de muy poco, toda vez que cuando se conforme el nuevo Gobierno central, y hay que esperar que sea pronto, sus primeras medidas serán de corte macroeconómico, de ajustes presupuestarios, de control del déficit, de hacer frente a las consecuencias de la salida de Gran Bretaña de Europa y de cumplir las contrapartidas de los partidos políticos que hayan prestado su apoyo, directo o indirecto, a Rajoy para conformar su nuevo gobierno.
Todo hace indicar, pues, que 2016 va a ser un año perdido para El Bierzo. Y para muchos más territorios españoles, pero, especialmente, para El Bierzo, y para esos 3.500 manifestantes que el otro día salieron, repletos de ilusión, a las calles de Ponferrada para exigir soluciones de futuro para El Bierzo.
Lo único positivo será el cantar de gesta que sobre esta manifestación están componiendo ya a dúo Mestre y Prada y que los juglares del futuro cantarán en recuerdo de la ineptitud de toda una clase dirigente.