Una primera reflexión: Los pésimos datos del paro en octubre en la provincia leonesa (1.091 desempleados más) han recargado las pilas del pesimismo y del desánimo colectivo. No hay nada más que mirar la cara del patrón de los empresarios leoneses tratando de justificar lo injustificable con el argumento de que la culpa es del Gobierno porque ha subido los impuestos, lo que desanima la inversión. Cómo si los impuestos sólo subiesen en León y sólo afectasen a los intrépidos y arriesgados empresarios leoneses. La provincia leonesa se consolida en la cola de todas las estadísticas económicas y demográficas. Se pierde actividad económica, empleos, población, jóvenes suficientemente preparados y, sobre todo, oportunidades.
Una oportunidad es la plataforma logística de Torneros, presentada en sociedad por todo lo alto en al año 2007, lo que generó grandes expectativas y aplazada sine die desde entonces. La logística es una gran oportunidad de desarrollo para León, dentro de la gran idea del Corredor del Noroeste. Hablar de Torneros es referirse a una superficie de dos millones de metros cuadrados, una inversión cercana a los cien millones de euros, un volumen de negocio de unos 10.000 millones de euros y la posibilidad de crear uno 14.000 empleos directo e indirectos. Empresarios, sindicatos y políticos están convencidos de la oportunidad del proyecto y de su viabilidad. La pregunta, entonces, es por qué no se lleva a cabo.
Por descoordinación de competencias entre la Junta de Castilla y León y el Gobierno Central y, sobre todo, por las eternas disputas políticas entre los grandes partidos políticos. PP y PSOE se acusan mutuamente de retrasos y de fracasos, pero son incapaces de sentarse a una mesa para buscar soluciones. Por eso debería sonar a ridículo que en los programas electorales de las próximas municipales y autonómicas, PP y PSOE incluyesen dentro de sus promesas sacar adelante la plataforma logística de Torneros. Y vuelta la burra al trigo. Juega a su favor la mala memoria de los electores y la poca costumbre de los votantes de comparar las promesas electorales con lo cumplido cuatro años después por los gobernantes. La mayoría de los políticos leoneses saben que el incumplimiento de sus promesas les va a salir gratis. Así que, ¿para qué corregir sus vicios tradicionales?
Segunda reflexión: Este domingo el intelectual y articulista del suplemento dominical de El País, Javier Marías, hacía una lúcida y necesaria crítica a su propio periódico. Sí, Marías subtitula su artículo con una frase valiente y crítica: “No es aceptable que un reciente editorial de El País sobre la prohibición del tráfico privado en el centro de Madrid terminara con ese tic dictatorial”. Y concluye con otra frase a la vez demoledora y esperanzadora: “Que a El País, defensor de las libertades y de la democracia, se le deslice semejante expresión, la suscriba y haga suya, me parece un grave síntoma, y la prueba, una vez más, de que los vientos del autoritarismo son demasiados contagiosos”.
Recomiendo la lectura íntegra del artículo “¿Quieran o no?”, seguida de una reflexión. Ya me la contarán. ¿Habrán llegado a León los vientos del autoritarismo? Ay.