PREMIOS MUJER 2024

La vida en San Adrián de Valdueza: “Parecía el fin del mundo, un castigo de Dios”

Santos y Joaquina Mateos, hijos del que fue pedáneo, relatan en una serie de tres reportajes cómo se vivía antiguamente en un pueblo del Bierzo en las montañas
Fotografía antigua de San Adrián de Valdueza. / Santos Mateos
Fotografía antigua de San Adrián de Valdueza. / Santos Mateos

El segundo reportaje de esta serie finalizaba con la gran riada que tuvo lugar en San Adrián de Valdueza. Desde entonces, todo cambió para este pueblo del Valle del Oza.

Las nevadas en aquella época no eran como ahora, cuentan los hermanos, “nevaba muchísimo y hacía mucho frío”, y los vecinos tenían que quitar la nieve con palas y hacer paso en las calles. Recuerdan que la nieve incluso se juntaba con la del invierno siguiente. 

El 12 de agosto de 1964, Joaquina lo recuerda muy bien. Es una fecha que nunca olvidará. Después de comer, la gente se encontraba en el campo, “cada uno con sus labores”. Ella estaba lavando la ropa en el río, como era habitual. El cielo se empezó a oscurecer y los vecinos corrieron a cobijarse a sus casas. En cuanto Joaquina llegó a la suya, empezó a llover. Primero unas gotas que posteriormente, se convirtieron en una lluvia intensa. Recuerda ver llegar al pueblo una riada de tierra, maleza y árboles arrastrados, que fue bajando por las montañas hasta cruzar el pueblo e irse camino abajo, destrozando muchas de las cosas que pillaba por su paso.

Las familias permanecieron en sus casas alrededor de cuatro horas, en agonía, esperando a que todo pasara y el cielo se calmara. La riada provocó un enorme socavón que tuvieron que tapar los propios vecinos. “Dejó el terreno sin ninguna tierra, solo quedaron piedras”, señala Joaquina.

La tormenta del 64 afortunadamente no causó daños personales, aunque sí murió un burro del pueblo. Sin embargo, el agua entró en varias casas, causando grandes destrozos. Escaleras de viviendas, el horno del pueblo, bodegas, cultivos… todo arrasado. A raíz de esto, la gente empezó a marcharse a otros pueblos porque no había tierra que labrar. “Quedó una poca de gente allí que no tenían la posibilidad de marchar, pero duraron unos años”. “Parecía el fin del mundo, un castigo de Dios”, dice Santos.

Fotografía antigua de San Adrián de Valdueza. / Santos Mateos
Fotografía antigua de San Adrián de Valdueza. / Santos Mateos