PREMIOS MUJER 2024

¡Vaya lío con el calendario!

 

 

Pocas tareas resultan tan sencillas como contar el paso de los días, las semanas y los años. Posiblemente nuestros antepasados pensaban que algún dios en un instante dado tuvo a bien crear los días, las semanas, los meses y los años; de modo que no merecía la pena darle mas vueltas al asunto. Sin embargo si consideramos que el año tiene 365 ó 366 días y que la semana tiene 7 días; es evidente que quien hizo los días, las semanas y los años quiso “liar un poco la madeja”. Resulta que 52 semanas son exactamente 364 días, lo que supone que si el día 1 de enero de un año es por ejemplo martes el del año siguiente será miércoles o incluso jueves si el año en cuestión es bisiesto. Aquí hay ya algo un tanto extraño: el número de semanas que tiene un año no es jamás un número entero.

Pero hay mucho mas, resulta que el número de días que tiene un año tampoco es un numero entero. Gracias al parecer a sabios del antiguo Egipto, hace unos 2000 años (año 45 a. C.); Julio Cesar implantó un calendario que parecía perfecto. El célebre político y militar romano ya sabía que el año no duraba ni 365 ,ni 366 días ,si no 365 y un cuarto. Como a efectos prácticos es engorroso regirse por años que no tengan un número exacto de días se adoptó el acuerdo de hacer años de 365 días y eso si cada 4 años uno de 366 (bisiesto). Así se habría acabo el problema,…..si no fuese porque el exceso de 365 días no es un cuarto de día exacto,(6 horas) ,si no 5 h. 48 m. 46 s.; es decir un año no son 365,25 días si no sólo 365,242199 días: de este modo cuando cada 4 años introducimos UN DIA estamos añadiendo en realidad, 44 minutos y 56 segundos de mas, es decir 0,74889 horas. Al cabo pues de un siglo habremos hecho esta operación 25 veces con lo que supone añadir 18,7222 horas de mas, es decir 0,7801 días. En nuestro afán por corregir o compensar ese aproximadamente cuarto de día que generalmente (años no bisiestos) quitamos; acaba produciendo al cabo de cien años un desajuste en sentido contrario de 0,78 días, lo que supone algo mas de tres cuartos de día (que serían 18 horas justas).

Gregorio XIII

Esto evidentemente parece que no lo sabía Julio César o si lo sabía nada hizo por eliminar este desfase. César puso en marcha su célebre calendario (llamado Juliano en honor suyo); en el año 45 antes de la Era Cristiana y tal modo de contar el tiempo siguió vigente varios siglos. Pocos años después de César los cristianos hicieron su aparición y aunque en principio eran un grupo minoritario poco a poco fueron creciendo hasta conseguir en el año en el año 313 después de Cristo que la religión cristiana dejase de estar perseguida. A partir de entonces la influencia de la Iglesia fue en aumento y al mismo tiempo el poderío del Imperio Romano se debilitaba. Se llegó en esta tesitura al Concilio de Nicea (año 325 d. J.C.) y para entonces el desfase acumulado desde el año 45 a J.C.  era de 2 días y algo mas de 21 horas. Es fácil calcularlo.

Por lo que yo conozco (aunque los datos que tengo quizá tengan algo que matizar); en tiempos de Julio César el solsticio de invierno ocurría hacia el día de Navidad (24-25 de diciembre); pero ese desfase de casi tres días provocó que el solsticio de invierno tuviese lugar, en el año 325 d.J.C. en torno al 21 de diciembre. En el Concilio de Nicea se fijó el equinoccio de primavera en el 21 de marzo (lo que suponía que el solsticio de invierno era el 21 de diciembre); pero nada mas se hizo. A estas alturas de la Historia La Iglesia era ya lo suficientemente poderosa como para asumir que en lo tocante al arreglo de las cosas del cielo era quien “cortaba el bacalao”. El poder seglar romano ya no intervino, muy al contrario de lo que siglos atrás hizo Julio César. Los doctores de la Iglesia sin embargo tuvieron un serio despiste: no se dieron cuenta de que siguiendo con el calendario de Julio César (un año bisiesto cada 4 años); al cabo de algunos siglos se volvería a poner de manifiesto el problema. Quizá pensaron que para entonces ya habría llegado el Fin de los Tiempos.

J. Cesar

Cuando tuvo lugar el Concilio de Nicea, el Nacimiento de Jesucristo no se tomaba como referencia para contar los años; pero aproximadamente dos siglos después de este concilio y sin duda debido al ya mas que evidente poder de la Iglesia; se adoptó como origen del computo de años el Nacimiento de Jesucristo. El Imperio Romano (al menos el de Occidente), ya se había disuelto definitivamente. ¿Porque razón había que situar el origen de medida de años en la (supuesta)Fundación de Roma; por ejemplo?. ¿No era el Nacimiento de Jesucristo el acontecimiento mas grande en toda la Historia?. El problema ( al cambiar el origen del computo de los años en el tiempo) es que habían transcurrido mas de 500 años de aquel evento (nacimiento de J.C.) y por tanto al tratar de fijar la fecha (año) del ya a esas alturas célebre Nacimiento se cometió un pequeño error de unos 4 a 7 años. La metedura de pata fue del monje Dionisio el Exiguo, aunque habida cuenta la magnitud del tiempo transcurrido desde el suceso que se quiso fijar , es un error comprensible. Lo raro sería que hubiese acertado.

En todo caso todo esto para nada afectó al modo de contar días y semanas. Se siguió con años de 365 días exactos que serían uno mas cada 4 años. Así pues cada 4 años se ponía mas tiempo del realmente transcurrido y poco a poco los solsticios y equinoccios se fueron adelantando.

EL CALENDARIO GREGORIANO

Cuando llego el año 1582, (1257 años después del Concilio de Nicea) el desfase de nuevo acumulado era de prácticamente 10 días. El solsticio de invierno se producía no hacia el día 21 de diciembre, si no en torno al 11 y el de verano hacia el 11 de junio y no en torno al 21. De nuevo fue la Iglesia (que seguía en la cumbre de su poder) y en concreto El Papa (representante de Dios en La Tierra), el que habría de poner orden en los asuntos del cielo. Es posible que implorase la inspiración divina, no lo sabemos; pero si nos consta que además, consultó a una comisión de matemáticos y astrónomos, (lo que es de agradecer) y entonces llevo a cabo una reforma del calendario (Reforma Gregoriana) que fue tan bien hecha que aun la seguimos. El papa Gregorio XIII, fue el artífice de este último y definitivo (de momento) retoque. Los años siguieron siendo bisiestos cada 4 años; pero si eran múltiplos de 100 no, salvo que lo fueran de 400. Lo dicho se puede expresar así: “Son bisiestos los años divisibles por 4, excepto cuando sean divisibles por 100, a no ser que sean divisibles por 400” (Anuario del Real Observatorio Astronómico de Madrid).De este modo CASI todo está ajustado, como es fácil comprobar.

Respecto a los casi 10 días de desfase acumulado desde el Concilio de Nicea; sencillamente se eliminaron del calendario. Al jueves 4 de octubre de 1582, siguió el viernes 15 de octubre de aquel año. Desde entonces no ha sido preciso hacer mas reformas, como ya he dicho.. A este calendario que es hoy día el mas utilizado se le llama, (lógico), Calendario Gregoriano.

Los 10 días suprimidos por decreto (al menos en los países que han adoptado este Calendario ) han dado lugar a mas de un despiste a algunos historiadores porque ese cambio no se adoptó de manera inmediata en todos los países. El que no anduvo despistado fue Antonio Parragués, cura de un diminuto pueblo como era (y es aún) Castropodame, que en fecha 21 de noviembre de aquel año  anotó cumplidamente, que aquel día era “domingo a la misa mayor”, cuando dio las bendiciones nupciales a una pareja en el pueblo. Resulta que en la misma parroquia unos meses antes el 18 de febrero de aquel año y en el libro de casados se hizo constar que otra ceremonia similar tuvo lugar en domingo y también en la misa mayor. Es fácil comprobar que tuvo que por fuerza tener conocimiento de esa Reforma que el Papa había ordenado, lo que por otra parte es lógico pues España adopto de inmediato lo que dispuso el Santo Padre.

Finalizo diciendo que hay muchos tipos de calendarios y por ello la datación de este artículo es un tanto curiosa.

 

Bembibre, 29 de enero del año 2016 (d.J.C.-C. Gregoriano)