El anuncio del presidente regional del Partido Popular, Alfonso Fernández Mañueco de que este verano se elegirán los candidatos números uno provinciales para las Cortes de Castilla y León, así como –se entiende- su propia candidatura a la Junta, contiene varias interpretaciones de las que algunas han saltado ya a la palestra mediática.
Por ejemplo, queda claro que Mañueco camina con paso firme y cierta libertad fuera de lo que son las obligaciones de Gobierno regionales, esto es, al ser presidente otro, él cuenta con tiempo para ir preparando su desembarco ya no sólo orgánico, que realizado está, sino también el público y electoral.
Por otra parte las listas de procuradores regionales están llamadas a ser las de una renovación importantes de nombres y rostros. Es un cambio de ciclo. Por lo que los movimientos internos en los distintos distritos provinciales se va a poner muy interesante desde el punto de vista mediático entre los que son y ya no repetirán, los que son y seguirán, y los que serán por vez primera parte de la nueva hornada popular.
De nuevo, este proceso será otra piedra de toque, otra muestra del liderazgo del nuevo presidente del Partido Popular de Castilla y León. Su capacidad de resolver entuertos allí donde en alguna provincia los egos o intereses choquen y no debieran hacer sangre. Algo difícil de conseguir cuando se habla de listas y de “listos”.
Finalmente, si nos atenemos al calendario impuesto por el propio Mañueco, desde la elaboración de candidatos números uno de cada provincia hasta las próximas elecciones restarán un año de tiempo real que, se quiera o no, obligará a que todo movimiento, declaración y actuación se llevará a cabo en clave electoral, con lo que en la práctica nos encontraremos sumergidos en una larguísima campaña de nada menos que doce meses aproximadamente de duración. Agotador para cualquiera.
Para ABC