EBD / V. Silván Ayer fue el día señalado. La capital del Bierzo Alto, como no podía ser de otra manera, acogió la noche de este viernes la presentación de la novedad editorial berciana más esperada: la edición ilustrada de la histórica novela El Señor de Bembibre. El acto, celebrado en la Casa de las Culturas, contó con la presencia del alcalde de Bembibre, José Manuel Otero; el editor Valentín Carrera, el profesor Jovino Andina y el poeta y artista Juan Carlos Mestre.
Con la publicación del séptimo volumen, dedicado a la obra cumbre del escritor romántico, la Biblioteca Gil y Carrasco entra en la recta final para ofrecer en este Año Romántico 2015 las obras completas de Enrique Gil y Carrasco, con motivo del II Centenario de su nacimiento.
La tarea emprendida hace un año –que ha dado ya a luz la Poesía de Gil, El Lago de Carucedo, Viaje a una provincia del interior, Crítica Teatral, Miscelánea y Viajes y costumbres–, se viste de gala en esta ocasión para ofrecer a los amantes de Enrique Gil, con todos los honores, su epopeya templaria, El Señor de Bembibre, en una lujosa edición de más de 400 páginas, ilustrada con veintiuna láminas exclusivas del poeta y artista Juan Carlos Mestre.
En palabras del editor Valentín Carrera, “El Señor de Bembibre ha sido leído y aprendido en la escuela por generaciones de leoneses y bercianos. Con esta nueva edición, también disponible en ebook, como toda la Biblioteca Gil y Carrasco, apostamos porque en papel o en la tableta digital continúe siendo libro de cabecera también para los jóvenes lectores del siglo XXI. Para ello, presentamos la novela escoltada por dos trabajos clásicos: el Prólogo que Ramón Carnicer escribió en los años setenta, modelo de precisión y síntesis; y el esclarecedor ensayo Historia secreta de la melancolía, de Juan Carlos Mestre y Miguel Ángel Muñoz Sanjuán”.
La primera epopeya berciana
En opinión del editor, con estas dos piezas magistrales los lectores no necesitará más bagaje para sumergirse en la novela que unos dicen “supera a Walter Scott”, otros la consideran “rigurosamente histórica”, otros acaso “iniciáticamente templaria”, y todos en fin “la primera epopeya berciana”, de la que el bibliófilo Jovino Andina ha catalogado el centenar de ediciones precedentes.
Para esta edición del II Centenario 1815-2015, Valentín Carrera ha cotejado las seis ediciones fundamentales anteriores, a las que se debe una laboriosa fijación del texto: la edición princeps (Mellado, 1844), la de J. Campos (BAE, 1954), la de Ramón Carnicer (Barral, 1971), la de Picoche (Castalia, 1986), la de Rubio Cremades (Cátedra, 13ª ed., 2014), y la de Mestre y Muñoz (Austral, 2004).
Esta edición moderna y atractiva revisa y actualiza la puntuación, corrige números de capítulos repetidos, confusiones de topónimos y antropónimos como Carucedo con Carracedo, Salvador por don Alonso; disposición incorrecta de los diálogos, etc. “La Edición del II Centenario –afirma Carrera, agradecido- cabalga «a hombros de gigantes», con voluntad de acercar el texto a los lectores del siglo XXI, limpio de erratas y distorsiones, ya que durante décadas se han repetido errores de bulto, arrastrados desde la edición princeps, que el autor no pudo corregir por su repentino viaje a Berlín, del que nunca regresó, de modo que la obra ha transitado sus 170 años de edad bastante maltratada”.
Comienza el Año más Romántico
Por último, El Señor de Bembibre busca al comienzo del Año Romántico la complicidad de los lectores del siglo XXI presentándose enriquecida con un tesoro gráfico vanguardista y sorprendente: las veintiuna láminas inspiradas en la obra y creadas expresamente por el poeta y pintor villafranquino y universal, Juan Carlos Mestre, reinventando a su manera las láminas de 1844, con un lenguaje pictórico que funde sentimientos, artes, estilos, la nobleza, el amor, la poesía, unicornios recién salidos del ciclo artúrico, miniaturas de manuscritos medievales, el lenguaje del cómic y los recortables, el Beato, los ciclos de los meses en el Panteón de San Isidoro, la pintura religiosa, el surrealismo…
Completan la obra los adornos y viñetas dibujadas a mano por José María Luengo en 1929 para una joya bibliográfica, El Castillo de Ponferrada, viñetas que reproducen inscripciones reales de la fortaleza ponferradina y que algunos consideran simples marcas de cantero, y otros, tal vez, misteriosos signos cabalísticos de la Orden del Temple.
Los sueños del Gil y Carrasco
En cuanto a las ilustraciones de Juan Carlos Mestre, como el mismo dice, “he tuneado las ilustraciones originales del siglo XIX llevándolas a un discurso en el que la imaginación descubre la posibilidad de leer una vieja novela desde la imaginación de un lector del presente”.
En su opinión, toda obra es un texto “abierto y múltiple” en su lectura. “Tras una lectura de una aparente superficie subyace el desafío de una lectura mucho más imaginaria y desafiante, en la que se pueden encontrar infinitas capas de significado”, valora Mestre, que encuentra representado en ‘El Señor de Bembibre’ el desafío del poder, la situación de opresión de la mujer sometida a los “vaivenes” autoritarios de su época o la ruina de las instituciones jerárquicas. “Y una enseñanza moral, solo es libre el que con libertad sueña”, añade.
En su opinión, “los sueños pendientes de ser soñados por Enrique Gil y Carrasco son hoy una metáfora de las desafiantes libertades del porvenir”. Y es que Mestre ve en el escritor romántico “un gran desobediente a las imposiciones de su época” y considera que “llegó hasta donde los recursos de su inteligencia, su época y los condicionantes históricos le permitieron”. “Si Gil y Carrasco viviese hoy sería el más desafiante y libre de los escritores, él inició un camino de transgresión que sigue vivo hasta hoy”, concluye.