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Los trabajadores de Asprona Bierzo celebraron este miércoles una asamblea, preocupados por la situación económica de la asociación, que ha retrasado el pago de salarios y ha despedido a varios empleados, argumentando dificultades financieras.
Lo que pidieron los 50 empleados que pudieron reunirse es que la dirección de Asprona Bierzo asuma la responsabilidad de la situación económica que está atravesando la asociación, así como las decisiones que tienen que tomar para solventar la situación y que las nóminas de los casi 100 empleados afectados vuelvan a pagarse en tiempo cada mes.
Desde el comité de empresa han asegurado a este diario que para ellos lo más importante es “asegurar la viabilidad de la empresa”, ya que quieren continuar siendo trabajadores de Asprona Bierzo. Sin embargo, ven “injusto” los retrasos en las nóminas y no cobrar su salario. El portavoz del comité asegura que hay empleados que cobran el Salario Mínimo Interprofesional, por lo que se vuelve una verdadera necesidad no tener retrasos en sus nóminas, ya que “hay gente que lo pasa mal”, señala el portavoz.
La dirección de la empresa ha recibido la propuesta de los trabajadores y les ha emplazado a seguir trabajando. Desde el comité, esperan que esta situación se arregle lo antes posible y de no ser así, se plantearían tomar medidas como movilizaciones, aunque para ellos “es la última de las opciones y todavía ni se plantea”.
No hay una administración, que lleva las cuentas. Es como en casa no se puede gastar más de lo que se gana. No hay excusas, el personal despedido es de lo mejor ❤️. Responsabilidades a La Dirección y sueldos dignos. Los Trabajadores y Trabajadoras se Preocupan Muchísimo. Gracias
Es una vergüenza. Me pregunto dónde están los fondos que genera Asprona como empresa y también si la dirección también se han quedado sin cobrar sus nóminas.
Yo conozco personalmente la situación se los trabajadores están peor q la hostelería y tienen unos “jefes” que no saben ni ponerse los calcetines… trabajadores 100% dedicadas a su labor….los jefes de equipo son mayormente unos corruptos….
Si la Consejería de Familia tomase cartas en el asunto quizá se regularían los nefastos comportamientos que la dirección de Asprona, con la ayuda inestimable de sus mandos intermedios, elegidos a dedo, lleva a la práctica. Los salarios, complementos, prebendas y privilegios de todos estos intocables están siempre a salvo.
Y por otro lado, es evidente que la decisión de abrir centros por todas partes conlleva unos gastos que no se tenían que afrontar cuando se utilizaban solamente las instalaciones del pantano. ¿Cuánto supone el alquiler de todos esos locales frente al desembolso cero del centro de siempre?, ¿saben las familias que en el viejo centro tampoco había factura de la luz, por ejemplo? Ah, que la excusa es la integración social. ¿Ha cambiado algo socialmente desde que se han instalado centros en los barrios?, ¿participan los vecinos?, ¿hay actividades de integración, además de los paseos y visitas de toda la vida?
Me dio la risa cuando este gerente con traje de los domingos decidió darles el premio Solidaridad a los trabajadores el año pasado, en un inútil acto paternalista y condescendiente, en el que recibe más prestigio el donante que el propio galardonado.
Veo muchos paralelismos con el irritante Mr. Bean, que, con su forma egocéntrica de aplicar la ley del embudo, no dejaba más que catástrofes a su paso, mientras él, indefectiblemente, salía siempre beneficiado.
Añado a mi comentario anterior que esto no es una crítica a la entidad como tal (imprescindible), sino a quienes la dirigen, personajes colocados a dedo que contratan a su vez a otras personas en función de su cercanía familiar o social, y que generalmente son situadas en puestos de mandos intermedios, despreciando insultantemente las obligaciones de promoción interna. Y hasta donde yo sé, ninguno de esos personajes ha tenido nunca experiencia alguna en gestión de empresas.
Los gestos de Mr. Bean suelen ser mezquinos pero, como la serie está enmarcada en el ámbito de la comedia, el espectador se ríe en lugar de indignarse. Hay muchos parecidos entre los dos personajes, salvo que, en el caso de este gerente, las consecuencias de sus decisiones no son ficción y, excepto el traje de los domingos, tienen muy poca gracia.