Todo a punto para restituir un agravio histórico a los astorganos

Alejandro J. García Nistal/EBD  Hace bien pocos días, y a iniciativa del Grupo de concejales del Partido Popular, al que rápidamente se han sumado la mayoría en el Ayuntamiento astorgano, se ha propuesto una serie de medidas a caballo entre la política, la cultura y la verdadera historia de la zona, muy curiosas e interesantes. Todas ellas tienen como epicentro a los Marqueses de Astorga y su ensamblaje con la bimilenaria ciudad de la que ostentan título con grado de Grandeza de España.

La idea recoge el testigo de otra, algo más modesta, que data del año 2001 y que, por encontrase en litigios o poco nítidas estas cuestiones no llegó a buen fin. “Esperemos que esta vez sea la buena”, explican fuentes de la organización. El caso es que doña Pilar-Paloma de Casanova y Barón y su esposo don Francisco López Becerra de Solé, ya han aceptado participar en los actos de la Zuiza el próximo fin de semana invitados por la Cámara de Comercio e Industria de Astorga. Un espectáculo y procesión entre militar, religioso y de inmensa tradición cultural. Nada menos que la Batalla de Clavijo, cuyo pendón o bandera se guarda celosamente en el Consistorio, conmemora la victoria frente a las tropas morunas allá en tierras riojanas. Siendo ya, los antepasados del Marqués, abanderado y una de las primeras espadas del rey español. Por vez primera en siglos, contemplar a los marqueses participando en los actos es algo así como un acto de confraternización de todos los astorganos sin importar origen ni condición al fin. De ahí que la lógica imponga el consenso en instituciones, partidos y personalidades de todo tipo.

La siguiente idea que camina con buen, y de gran singularidad, se trata de restituir el Escudo de los Osorio en la torre izquierda del Palacio Consistorial, la Casona para los astorganos. Dicho escudo fue destruido en marzo de 1811 por el Ejército francés tras tomar la ciudad durante la Guerra de la Independencia. El gobernador, no olvidemos que Astorga fue capital de la provincia josefina, el general Jeanin, ordenó al Corregidor (alcalde) de Astorga picar dicho escudo, dado que el Marqués se había negado a reconocer a José I Bonaparte como rey y había abandonado Madrid refugiándose en Sevilla para presidir la Junta Suprema Central que dirigía la guerra contra la invasión napoleónica. Algo así como un primer ministro actual.

Por estos hechos, el Gobierno afrancesado condenó en rebeldía al Marqués de Astorga y se incautó de todos sus bienes y propiedades. Al igual que muchos astorganos contestatarios. Sufrió la “Damnatio Memoriae” por la que se ordenó que su nombre y heráldica fueran borrados de todos los edificios donde figurasen por orden del nuevo rey instruso. “Este fue un acto de imposición y de humillación a los astorganos, los cuales se resistieron durante días a acatar la orden. El general gobernador amenazó y puso en la Plaza Mayor un cañón para volar el escudo y parte de la fachada a cañonazos. Fue cuando el Corregidor accede y ordena retirarlo, como se recoge en la copia de la carta manuscrita que se conserva en el Archivo Municipal”, explica el profesor Arsenio García.

Restituir el honor de la ciudad

Ya en el primer Centenario de la Guerra en 1910 la Corporación Municipal debatió este asunto sin llegar a culminarlo. Pero al igual que los agravios pasados, los gobiernos justos los intentan restituir de alguna manera, el símbolo de una de las casa nobiliarias astorganas, la más antigua, es tiempo de reconciliación por su entrega ante el gabacho, al igual que nuestro Santocildes, húsar Tiburcio y otros héroes locales que han tenido su restitución y reconocimiento. Además, algo importante, la familia está dispuesta a costear la realización de dicho escudo de piedra que regalaría generosamente a la ciudad.

Otros proyectos

La actual familia marquesal, doña Pilar y don Francisco, poseen un gran patrimonio artístico y cultural tras siglos y siglos de legado a sus espaldas. Muestra de amor al terruño es su restaurado Torreón de Turienzo de los Caballeros. Amueblado y henchido de obras de arte y elementos históricos. Al parecer, hemos sabido de astorganos cercanos a los marqueses, que “estarían encantados de unir aún más sus vínculos familiares del pasado y del presente con Astorga para ayudar en el ámbito cultural todo lo posible”. Se habla ya de otras iniciativas para enriquecer el legado museístico astorgano. Famosa es su pinacoteca, sus colecciones de armas, muebles y elementos cargados de historia como testigos de ella fueron sus antepasados. Algo que, como buenos hijos, seguramente desean en estos nuevos tiempos compartir con su pueblo. Que cunda el ejemplo.