PREMIOS MUJER 2024

Los tocados por el diablo

Carlos Fidalgo nos adentra en su nuevo libro, ‘Los dedos del diablo’, en la historia, los misterios y las leyendas del rock and roll
El escritor Carlos Fidalgo fotografiado en la tienda musical Belenda, de Ponferrada con motivo de la publicación de su nuevo libro 'Los dedos del diablo'
El escritor Carlos Fidalgo fotografiado en la tienda musical Belenda, de Ponferrada con motivo de la publicación de su nuevo libro ‘Los dedos del diablo’. / C. Sánchez

“La música nunca puede ser mala, digan lo que digan del rock and roll”. Frase mítica de Elvis Presley cuando criticaban sus canciones, un sonido que muchos calificaban de “diabólico” y que está envuelto en misterios y leyendas. Historias que narran el nacimiento de una nueva música, en el corazón de la América negra y que se fue extendiendo por el mundo creando una de las grandes culturas globales.

La historia del rock, sus misterios y sus leyendas protagonizan el nuevo trabajo literario del escritor y periodista berciano Carlos Fidalgo, titulado Los dedos del diablo. Un libro de relatos que se convierte en novela si se leen en su orden y en en el que todos ellos tienen algo en común, al igual que si de un disco musical se tratara. “Yo prefiero que se piense en un disco doble de canciones en las que todas tienen algo que ver, lo que le llamaban en los años 70 el disco conceptual”. “Ganan si se ha leído antes el relato anterior”.

Dios y el diablo se mezclan en las 156 páginas que componen el libro. Y es que el rock and roll nació de una mezcla de sonidos emparentados con el cielo y el infierno. “Tenemos el blues, la música negra, la música que inspira al diablo en un momento dado y el góspel, también música negra, pero religiosa”, explica Fidalgo. Junto a ellos, el jazz, el rhythm and blues o sonidos de ‘blancos’ como el country crearon “algo nuevo, distinto, revolucionario para la época”.

Los dedos del diablo se sitúa en los años 30 del siglo XX. Fue ahí donde el demonio empezó a hacer de las suyas. El primer relato introduce en la leyenda del ‘cruce de caminos’. Robert Leroy Johnson, considerado “el abuelo del rock”, vivió en delta del Misisipi. De familia pobre, soñaba con ser cantante de blues, esa música que cada noche sonaba en los locales de los barrios más pobres de los negros. Cuenta su leyenda que era un músico “mediocre”, que tras desaparecer durante dos años volvió tocando la guitarra como un auténtico virtuoso. Se dice que fue a buscar al diablo en un cruce de caminos a media noche. “Es el primer hilo del que tiro en esta madeja. A partir de ahí y basándome en sucesos, anécdotas y personajes reales voy tirando de ese hilo y voy contando los orígenes de la historia del rock and roll como si fuera una confluencia entre el cielo y el infierno. Dios y el diablo se tocan en este libro”, asegura el autor.

La madeja la completan nombres e historias emblemáticas del rock, como Elvis Presley, Jim Morrison, Janis Joplin, los Beatles y los Rolling Stones, entre otros. Son los ‘tocados por el diablo’, porque para muchos en la norteamérica de mediados del siglo veinte el rock era una “música diabólica”.

“El rock and roll era tan revolucionario en los años 50 que la gente más mayor lo veía como algo de mal gusto. Ver a Elvis Presley contoneándose y moviendo las caderas y el abdomen como lo hacía en la televisión, lo consideraban algo escandaloso. De hecho en algunos programas lo censuraban y lo enfocaban solo de cintura para arriba. Era una posición sexual, era una incitación a la fornicación. Un congresista norteamericano decía que el rock and roll era la música del diablo, era algo infernal. Una bofetada a las buenas costumbres”. Fue un sonido criticado incluso por el gran Frank Sinatra, que lo calificaba de “música de delincuentes”. Tiempo después tuvo que entrevistar al ‘Rey del Rock’.

Pero si algo quiere reflejar Carlos Fidalgo en Los dedos del diablo es que el rock nació de la música negra, a pesar de que muchos intentasen llevarla al terreno de los blancos en un momento donde el racismo estaba muy presente en los Estados Unidos. “La industria musical trató de llevar el rock a su terreno y convertir a los rockeros negros en blancos. Los rockeros blancos cantaban canciones compuestas por negros. El locutor Alan Freed ponía los covers (versiones) y luego la canción original de los negros, donde se veía que ésta tenía más fuerza e intensidad. Lo hacia para dejar mal a los blancos”.

Ilustración de Daniela de los Ríos incluidas en el nuevo libro del escritor Carlos Fidalgo 'Los dedos del diablo'
Ilustración de Daniela de los Ríos incluidas en el nuevo libro del escritor Carlos Fidalgo ‘Los dedos del diablo’

Un trasfondo de crítica

Los dedos del diablo es mucho más que la historia del rock. Esconde un trasfondo de crítica hacia el racismo, hacia el machismo y el maltrato de la mujer. “Es un libro divertido, inquietante, de misterio pero con un fondo en el que se tocan cosas graves”. Entre los relatos está Billie Holiday y su conocida canción Strange fruit (extraña fruta). “Se refiere a los negros linchados por los blancos que colgaban de los árboles”, explica el escritor. También, aparecen las dificultades que encontraron las mujeres para adentrarse en el mundo del rock, y la vida de Priscilla Presley. “Conoció a Elvis siendo una niña y fue una niña ‘en barbecho’ esperando a convertirse en mujer para casarse con el ‘Rey del Rock’. Se la llevó a Graceland, siguió teniendo sus líos y la tenía en casa esperando a que se hiciera mujer. Hoy bajo nuestra óptica esto sí sería un escándalo y no el movimiento de sus caderas”.

La sombra del diablo sobrevuela sobre las figuras del rock. Aunque el libro cuenta con relatos divertidos, también los hay trágicos, porque la tragedia ha tocado a muchos de estos músicos. “Vive deprisa, muere joven y deja un cadáver bonito”. Muchos rockeros dejaron “bonitos cadáveres” entre los hierros de un avión o de un coche, como Eddie Cochran, fallecido a los 21 años en un accidente automovilístico.

Hay otra leyenda que habla del “club de los 27”, esos cantantes que fallecieron a esa edad. Ahí se sitúa el primer protagonista del libro, Robert Johnson, y también Jim Morrison, Janis Joplin, Jimy Hendrix y otros que no aparecen, ya que el texto finaliza en el año 1967. Son, por ejemplo, Kurt Cobain y Amy Winehouse. “Si eres rockero y tienes más de 27 años, lo has conseguido. Es posible que llegues hasta los 80 como Mick Jagger y los Rolling Stones y ese supuesto pacto que algunos dicen que tienen con el diablo. Si el diablo no te mata, llegas a ser un anciano rockero”.

El rock es sin duda la aportación cultural más importante de los Estados Unidos al mundo. Desde allí llegó a Reino Unido, donde surgieron grupos emblemáticos como los Beatles, los Rolling Stones o Led Zeppelin, explica el autor. “Cambió sobre todo las costumbres. Luego quiso cambiar el mundo junto al sonido más pop. Los 60 fue un sueño bonito, pero fue un sueño. Luego despertamos en los 70 en la realidad”. Y es que el “final de la fiesta” para muchos fueron los efectos de las drogas, siempre relacionadas con este sonido.

Los dedos del diablo busca, en definitiva, “emocionar al lector y transmitirle la fascinación que me producen ciertas historias, ciertos personajes”. “Esto es una novela, es un libro de relatos, es una historia de misterio, es una historia de dios y del diablo”.

Finaliza en 1967, aunque el texto depara una sorpresa final, un bonus track que habrá que descubrir. Entre sus páginas esconde también una decena de ilustraciones, obra de Daniela de los Ríos, y deja constancia de que “el rock no está muerto”.

El escritor Carlos Fidalgo fotografiado en la tienda musical Belenda, de Ponferrada con motivo de la publicación de su nuevo libro 'Los dedos del diablo'
El escritor Carlos Fidalgo fotografiado en la tienda musical Belenda, de Ponferrada con motivo de la publicación de su nuevo libro ‘Los dedos del diablo’. / C. Sánchez