La sanidad es el conjunto de servicios, personal e instalaciones del gobierno destinados a la preservación de la salud pública de los ciudadanos. Y la salud, es el estado de bienestar de todos nosotros. Del estado de todo el entramado de la sanidad, dependerá el resultado de nuestra atención. Con las obvias definiciones, hoy me gustaría recordar a nuestra administración encargada de velar por la sanidad, la Junta de Castilla y León, el estado en el que se encuentran algunos ambulatorios, como siempre les hemos llamado, desde hace unos años…, centros de salud.
Siendo de justicia reconocer los esfuerzos que sé, realizan los encargados de la gerencia de atención primaria y la especializada, que tienen muchas veces las manos atadas, la primera observación está dirigida a la mejor gestión de los recursos públicos, que pueden pasar desapercibidos, y que se derrochan, sin miramientos por un lado y se escatiman por otro. Ejemplos.
En una de esas obligadas citas al centro de salud, pude observar mientras esperaba turno, el estado del edificio, del mobiliario y hasta del baile continuo en el cambio de médicos. Porque últimamente es una lotería, que te atienda el mismo, el tuyo, el que supuestamente te conoce. Así que, con los pacientes acostumbrados a toser al que nos toque, comprobamos la lamentable situación del centro de salud Ponferrada I, en el Paseo de San Antonio. Un edificio antiguo, ¿quizás de más de 25 años? donde cualquier mejora que se realice supone una avería más.
Lo primero que recibes al entrar de la calle, es un golpe de calor propio de una sauna finlandesa. A no ser que los más de 25 grados que debe haber en el interior del edificio, no persigan el fin terapéutico de la transpiración, no se entienden esas elevadas temperaturas.
La eterna pregunta: ¿Por qué en la mayoría de los edificios públicos, no solo en los sanitarios, tiene que estar el sistema de calefacción tan sumamente desequilibrado?… menudo caldo de cultivo!…
Ahí se podría recortar. Sí ya sé que me dirán que es pequeña economía, que no lleva a ninguna parte. Pero sumando pequeña economía en todos los centros de salud, hospitales, ayuntamientos y edificios de administraciones públicas, ¡hasta la prima de riesgo podría llevarse una alegría!…
Ironías a parte, en el mismo centro de salud, nos encontramos con paredes manchadas del roce lógico de las cosas, reclamando una mano de pintura a gritos. Suma y sigue. Una puerta, la de la consulta número dos, en la planta baja, reventada y sin picaporte ni cerradura; la ventana entre las consultas 4 y 5, con el cristal roto por fuera; algunas papeleras oxidadas y rotas en la base; el mismo retrete, uno, para mujeres y minusválidos, que se atasca en la puerta… y el buzón de sugerencias tapado, seguramente sin intencionalidad, por un cartel de donación de sangre.
Esos pequeños grandes detalles que no se corresponden en nada en la mayoría de las ocasiones, con la calidad de la atención sanitaria y el buen trabajo de su profesionales, muchas veces saturados y aguantando todo tipo de situaciones.
Las del Ponferrada I, pero también las del Ponferrada II, son instalaciones de tercera, que piden a gritos un mantenimiento. Claro, ¡los recortes tienen la culpa!.No estamos pidiendo despilfarros innecesarios. Solo cordura, supervisión en lo que se paga con dinero público y equilibrio. Las tijeras afiladas, sobran en sanidad y por su puesto en dependencia.