PREMIOS MUJER 2024

The New York Times pone cara a “los últimos mineros del carbón en España”

El prestigioso periódico estadounidense dedica un artículo a la "muerte lenta y horrible" de la minería española con 14 retratos del fotógrafo francés Pierre Gonnord
El rostro de Ángel, de Villablino, es uno de mineros retratados en el reportaje (Foto: New York Times)

V. Silván/ Ical “El carbón no tiene salida en Europa, que está desapareciendo en una muerte lenta y horrible”. Así comienza el artículo que el prestigioso periódico The New York Times dedica a la minería española bajo el título ‘Los últimos mineros de carbón en España’, donde pone cara al sector a través de 14 retratos realizados en las cuencas de León y Asturias por el fotógrafo Pierre Gonnord.

El texto firmado por el periodista Nathaniel Rich explica que su declive se justifica por la competencia de las energías renovables, el precio más barato del carbón importando de países como Rusia o Estados Unidos y la nueva normativa europea de calidad del aire aprobada por la Unión Euroea. “Los estertores de muerte han sido especialmente violentos en España”, advierte Rich, que recuerda que la industria de la minería de carbón se creó “por orden real” en 1621.

En este sentido, destaca que el 1990, 40.000 trabajadores estaban empleados en 167 mineras, mientras que en la actualidad apenas hay 4.000 mineros en unas 40 explotaciones activas. “La industria lleva luchando durante mucho tiempo, apoyado por las ayudas estatales, pero un acuerdo reciente de la Unión Europea establece que todos las ayudas deben desaparecer en 2018”, explica.

La desaparición de un sector que The New York Times ve en los rostros tiznados de carbón de Ángel, Marcelino, Jesús, José Manuel o Juan, que son algunos de los mineros que, desde el 2009, ha fotogradiado el fotografo francés Pierre Gonnord en algunas minas del norte de España (Carbonar , Monsacro , Pozo Santiago , María Luisa , Candin , Nicolasa , Tineo, Cerredo y Villablino).

“Los mineros trabajan a una profundidad de 2.300 metros bajo tierra en turnos de siete horas. Gonnord los fotografía después de que vuelvan a emerger a la superficie de la tierra”, cuenta el periodista, que describe sus miradas como “ si hubieran permanecido demasiado cerca de una explosión”. “Sus rostros están recubiertos de polvo tóxico y sudor seco , la blancura de sus ojos acentuada por delineador carbón”, observa Rich, que entiende que su expresión es una meza de “orgullo, melancolia y desconcierto”.

Ver artículo en el New York Times