El consejero de Fomento y Medio Ambiente, Juan Carlos Suárez-Quiñones, pronunció este domingo el pregón de la Semana Santa de Ponferrada, una cita en la que puso de relieve el carácter, no solo religioso, sino también humano de esta cita en la capital berciana, que recibió el año pasado el reconocimiento de Interés Turístico Nacional. Este nombramiento ha permitido a Ponferrrada “hacerse un hueco a nivel nacional” y posicionar a su Semana “entre las grandes” de España, lo que además de suponer una mayor promoción y proyección a nivel nacional e internacional, identifica al Bierzo “como algo especial y único”.
En estos días “de nervios”, Suárez-Quiñones, que pronunció su discurso en un teatro Bergidum abarrotado, elogió el trabajo de las cofradías y hermandades para acometer “los últimos preparativos” en un tiempo que “tiene que ser propicio para la reflexión”. Pese a que las costumbres y conductas “han cambiado en nuestra sociedad”, marcada por “demasiado desdén, apatía y materialismo como para la meditación”, la Semana Santa es objetivo de “muchas ópticas”, algunas de las que mezclan “de manera ligera e irrespetuosa” algunos conceptos como la diversión y el espectáculo con la tradición y la religiosidad. “Ese equilibro entre religiosidad, tradición y celebración popular es, precisamente, la clave de la perdurabilidad de la Semana Santa”, añadió.
El consejero de Fomento y Medio Ambiente también recordó parte de la historia de algunas cofradías que hacen de la Semana Santa de Ponferrada una cita “muy asentada y con características especiales” y que permite visualizar la monumentalidad de la ciudad y donde es posible disfrutar de “gran riqueza histórica, cultural y religiosa de nuestras cofradías y hermandades” dentro de un marco “bellísimo”.
Suárez-Quiñones echó por un momento la vista atrás al siglo XIV, una época de “probada pujanza eclesial” en una sociedad con hambre, enfermedades y calamidades que, sin embargo “mantiene el pulso de la fe” y que pudo constituir uno de los preámbulos de la Semana Santa berciana. “Tal vez por esa tradición de siglos, Ponferrada sea lugar de papones, papones convencidos”, una figura “indisoluble de la Semana Santa de aquí y, por extensión y justicia, de la del resto de las tierras leonesas”.
Una de las principales peculiaridades de la Semana Santa berciana y que quiso resaltar el consejero fue la participación infantil en esta cita, sobre cuyos hombros recaerá “la conservación, la mejora y el desarrollo de esta festividad”. Además del protagonismo que los menores tienen en la procesión del Domingo de Ramos, también participan en la Procesión Infantil del Sábado de Pasión, que hace de los pequeños “protagonistas de su propia Semana de Pasión y Resurrección”.
“Los capirotes y las túnicas volverán a las alacenas, cajones y armarios” y la Semana Santa “dormirá unos meses mecida por los ensayos de las bandas y por los emocionados recuerdos de los más bellos momentos, y un año después, con los primeros rayos de primavera, despertará y Ponferrada volverá a oler a incienso y pasión”, finalizó.