El cantante berciano Soker conoció la cultura hip hop en los años 90 del siglo pasado. El baile fue lo primero que le atrajo, pero se quedó con la música, en la que comenzó a ‘hacer sus pinitos’ escribiendo y grabando canciones junto a su primo. Tras algunas colaboraciones y dos grupos con amigos, en 2007 publicó su primer disco en solitario, que supuso el inicio de su carrera profesional, que le ha llevado a codearse con los mejores raperos de España y con figuras del panorama internacional. Tras tres discos oficiales y una compilación con los mejores temas de su trayectoria, en 2025 sacará un nuevo trabajo discográfico, siempre muy unido a la cultura hip hop de siempre.
Para entender bien de qué vamos a hablar, ¿Qué es el hip hop?
El hip hop es una cultura, es un movimiento cultural que engloba el break dance o ‘bboying’, que es su nombre correcto, el graffiti, los diyéis, los productores, la música rap y otros géneros. Ahora por ejemplo está el trap, que es otro estilo de rap. En cada sitio hay un estilo.
¿Cómo empezaste en este mundo?
Era la época de los 90. Desde pequeño había cosas que me llamaban la atención. Veía en una película graffitis o a gente haciendo skate o break dance y a mí me llamaba muchísimo. Yo tenía un primo que bailaba break dance y empecé a quedar con él y a conocer a gente. Empecé bailando en Campo de la Cruz y comencé a conocer mejor la cultura del hip hop y fui más por el lado de la música, es lo que me llenaba. Muchos de aquella época fuimos pioneros en Ponferrada.
¿Había mucho movimiento en aquel momento?
De break dance sí pero de música no. Había alguna maqueta de algún grupo, pero nada profesional ni con pretensión de serlo.
Y a partir de ahí, ¿empezaste a investigar y conocer grupos?
Teníamos la suerte de que había dos chicos de Suiza que eran breakers y venían todos los veranos a visitar a su familia. Por medio de ellos empezamos a ver vídeos de gente de Nueva York y de Alemania, donde había mucho nivel. Veíamos los vídeos y grabábamos la música que salía en ellos para ir a bailar, estudiábamos los pasos y aprendíamos. También nos traían música y si alguien iba a Madrid encargábamos de todo. Hicimos piña y las cosas pasaban de unos a otros, hasta que abrió en Ponferrada la tienda Tipo que empezó a traer cosas de rap. No era fácil pero como teníamos pocos recursos investigábamos mucho y sabíamos más que la gente que vivía en Madrid.
En aquel momento no era la música más comercial. ¿Cómo la ves ahora?
No lo era. Ahora ha cambiado la cosa y parece que sí está entre lo más comercial, pero hay que puntualizar: eso no es la cultura hip hop. No digo que esté mal, pero es más pop que otra cosa, es un negocio. La gente cree que lo que tienes a la vista es lo más guay, lo que más vende o con lo que más dinero vas a conseguir. La gente está muy equivocada. Los públicos más pequeños son más fieles.
¿Cómo comenzaste ya dentro de la música?
Con mi primo escribíamos letras de rap y grabábamos cintas de una manera muy rudimentaria. Ya en 1997 se grabó una maqueta con un grupo que se llamaba Breaka Funka Maphia, con dos canciones y yo participé en las dos. Es lo primero que hice. A partir de ahí cree un grupo que se llamaba Sentido Inverso y estuvimos hasta 2002. De aquella vinieron varios grupos, actuamos con ellos y fuimos conectando con ese mundo. Después montamos otro grupo que se llamaba La Espina, en homenaje a un amigo que falleció. Y en 2007 saqué mi primera maqueta en solitario que se llamó ‘Bendito’ y me fue bien. Llamó la atención y salió en revistas dedicadas a esta música. A partir de ahí un amigo de Lugo, que es productor, contactó conmigo porque había escuchado la maqueta y me animó a hacer algo. Con él saqué mi primer álbum, ‘Realities’. También rodamos videoclips, uno de ellos entre Nueva York, Ponferrada y Lugo, con colaboraciones de gente de Estados Unidos, España y muchos sitios. Fue lo que me abrió la puerta, a mí y al productor, que se llama Salvador Rosso. Estábamos muy flipados con el sonido que había en Queens, donde estaba un productor llamado Alchemist y la música de Salvador era muy similar, tenía esa esencia. A partir de ahí también he trabajado con Reggie Romero, productor leonés. Grabé otros dos discos y desde 2015 solo he hecho singles y muchas colaboraciones.
¿Y ahora en qué estás trabajando?
Después de 10 años estoy preparando nuevo álbum. Tengo firmado con un sello de Barcelona que se llama OSG, que está centrado en un estilo de rap, que es el del sur de Estados Unidos. Mi rollo es un poco más del west coast, pero tienen bastante relación las dos escenas. Es un sello muy especial porque solo sacan música en casete. Hay mucha gente que aún usa este formato y este sello vende todo lo que publica. Siempre ha mantenido su esencia. El formato vinilo tuvo un boom hace tiempo, pero ha vuelto a bajar, y ahora está cogiendo auge el casete y el CD. Yo soy un defensor del formato físico.
¿En qué se basan tus letras?
En ‘Realities’ hacía mucho story telling, que no se hace mucho en España pero sí en Estados Unidos. Se trata de contar historias que no tienen por qué ser tu propia historia. Puede ser de alguien cercano o una opinión o impresión de alguna historia. Mi música no suele ser rap protesta o con matices políticos. No suele tenerlos, aunque puede haber referencias.
Todo esto te ha llevado a tener relación con gente importante dentro de este mundo
Aquí en España he llegado a tener relación con King Dest, que es un artista de Barcelona. También con Chirie Vegas, que me parece que es la persona que cambió el hip hop aquí en España, que le dio la vuelta que necesitaba. También con alguna gente a nivel internacional.
Creo que también produces y haces más cosas
Sí. Tengo un sello con otros cuatro socios para poder sacar la música en físico. He producido trabajos para otra gente, cosas que me proponen, me gustan y lo hago. Y también me dedico a hacer dibujos animados y voy a lanzar una línea de ropa diseñada por mí. Además he puesto la ‘voz en off’ de una obra de teatro que se llama ‘Historia de una enfermedad rara’, de la Asociación Vagalume, con la que están intentando dar visibilidad a estar enfermedades y conseguir fondos para la investigación. Me gusta mucho colaborar en esta iniciativa.