El templo del saber universal de la provincia leonesa ya tiene quien la dirija, es decir, al fin se supo quién es el nuevo rector después de dos elecciones. Vaya mi felicitación desde estas páginas al vencedor. A buen seguro, con poco esfuerzo, se le augura una mejor singladura que su antecesor, el señor Hermida y adláteres pasarán a los anales como quien con más denuedo se implicó en hacer menos universal, más localista, menos científica, más cicatera y plataforma para otras aspiraciones a buena parte de su troup.
Para empezar, el buque insignia de la Universidad de León, la Facultad de Veterinaria, ha caído estrepitosamente en los listados de calidad de España. Continuando con el triunfo de una administración lenta hasta la extremaunción de sus trámites. Donde el grado de modernidad en la gestión y las nuevas tecnologías brilla por su ausencia. Y lo que es todavía peor, la caída en picado del número de alumnos. Y no solo por la propia inercia de la baja natalidad. En el Campus del Bierzo, otro ejemplo de falta de promoción con el cierre paulatino de titulaciones por huida del alumnado; como una pescadilla que se muerde la cola. Si no ofreces soluciones, no atraes, no esperes que la gente se quede o venga a tu centro docente. La sensación de abandono es tal que hasta las instalaciones deportivas, envidia de ciudades vecinas como Lugo, Orense o el mismo León, pagadas con el dinero de todos y de la minería, se han preferido abandonar y endosárselas al Ayuntamiento de Ponferrada con la excusa de recortar gastos. ¿Pero si antes los soportaba el Ayuntamiento, para qué perder la titularidad? Menos patrimonio para la universidad que dejan detrás.
Éstas, y otras muchas perlas, hacen que el profesorado también se encuentre harto de que la Universidad de León se gestionaba con vista corta y mano…floja.
En ABC