No son pocas las leyendas que rodean al Castillo de Ponferrada, especialmente las relacionadas con la Orden del Temple y la simbología templaria. Sin embargo, es difícil encontrar en sus muros legados de ese tiempo, aunque sí aparecen detalles que cuentan su historia si sabemos dónde buscar los símbolos del Castillo de Ponferrada.
Quizá el símbolo que más confusión ha creado a lo largo de los años es la Tau, una estilizada letra T que la creencia popular relaciona inmediatamente con los templarios, pero que, en realidad, es el símbolo de uno de los propietarios que tuvo el castillo: el Conde de Lemos.
La Tau
En la propia web del Castillo de Ponferrada encontramos el origen de la Tau, relacionada con San Antón Abad y su orden hospitalaria: “La fama de San Antón le sobrevino por su ayuda a los enfermos en su lucha contra la peste. Llegó a utilizar la Tau como símbolo de protección contra dicha enfermedad […] Por lo tanto la Tau en la entrada al Castillo de los Templarios tiene una doble finalidad o simbología: proteger a cuantos acceden al castillo, creencia heredada de la época de San Antón, y principalmente reclamar el castillo como propiedad del nieto del Conde de Lemos”.
Este símbolo podemos encontrarlo en la propia puerta de la fortaleza, así como en la Torre de Moclín y en uno de los muros de la ronda que discurre junto a la calle Gil y Carrasco, entre las torres de Malpica y Malvecino. Además, hay tres Tau más en la ciudad: dos en la iglesia de San Andrés y una en la entrada del antiguo cementerio del Carmen, junto al actual albergue de peregrinos.
Inscripción con salmo
En la entrada del castillo, en este caso sobre la puerta de acceso a la Torre de los Caracoles, encontramos una inscripción bíblica en latín correspondiente al libro de los Salmos: “Nisi Dominus custodierit civitatem frustra vigilat qui custodit eam” (“Si el Señor no protege la ciudad, en vano vigila quien la guarda”).
Heráldica en las torres
A lo largo de los ocho siglos de historia del Castillo de Ponferrada han sido muchos sus propietarios, que fueron dejando impronta de ello en forma de escudos situados en las torres de la fortaleza.
Así, en el interior de la Torre de los Caracoles, aparece el escudo del Duque de Arjona con una inscripción: “De Arjona Conde de Trastámara”. Se cree que dicho escudo fue colocado por el primer Conde de Lemos tras la muerte del duque.
El Condado de Lemos, tradicionalmente unido a la familia Castro, también dejó su impronta en las piedras del castillo, del que fueron dueños hasta el siglo XV. En este caso, podemos ver el escudo de los Castro (seis roeles en palo tres a tres) en la Torre del Homenaje Viejo y los escudos de Pedro Álvarez Osorio y Beatriz de Castro en la Torre del Homenaje Nuevo.
Por último, cuando los Reyes Católicos se hicieron cargo de la fortaleza ponferradina también dejaron su legado en forma de escudo, en este caso en la torre que lleva su nombre en el Castillo Viejo. El blasón aparece cortado con Castilla arriba y León abajo, flanqueado por las divisas de los reyes, el yugo y las flechas. Bajo el mismo, se encuentra el escudo de Juan de Torres, alcaide de la fortaleza, formado por cinco torres en aspa bajo la rueda de Santa Catalina.