Una zona de baño no autorizada, tampoco prohibida, pero que al llegar el buen tiempo es utilizada sobre todo por adolescentes, un cartel que reza ‘escenario deportivo-social’ delante de unas zarzas y en un lugar que no acoge más que a unas pocas personas tomando el sol en verano y un azud en el que hace unos días se ahogaba un niño de 15 años. Todo en un espacio de unos pocos metros, en el margen derecho del Sil, aguas abajo, a su paso por el centro de Ponferrada, una ciudad de 70.000 habitantes. Rodeado de zonas verdes y de paseo, un lugar muy transitado.
Cualquiera que lea estas líneas dudará, al menos, de la seguridad del paraje. Pero, por el momento, las administraciones públicas no tienen pensada ninguna medida para dotar de mayor seguridad al lugar. El azud seguirá tal y como está, pegado a la ‘piscina’ donde se bañarán de nuevo, en cuanto llegue el calor, los adolescentes, algunos de los cuáles reconocen que pensaban que eso de ‘escenario deportivo-social’ era equivalente a playa fluvial y que si el baño no estaba indicado era simplemente por la calidad de las aguas. “En verano no creo que te puedas ahogar, baja menos agua”, afirma uno de ellos.
Pues no. Al menos eso es lo que señalan desde AEPIRA (Asociación en defensa del Piragüismo y uso recreativo del agua). Estas presas bajas, generalmente menores de 3 metros de altura, pueden considerarse auténticas trampas mortales prácticamente todo el año, según esta asociación, pues se trata de presas antiguas dejan accesible una “trampa” porque el ‘rebufo’ impide salir del azud.
La Confederación Hidrográfica del Miño-Sil, entidad con competencias en los ríos, afirma que entiende que no tiene que actuar si el Ayuntamiento no se lo pide; el Ayuntamiento entiende que las competencias son de la Confederación y, por ahora, no tiene pensado pedir ninguna actuación -si bien afirma que está valorando la situación-. Sobre el cartel de ‘Escenario lúdico-recreativo‘, que lleva el escudo de la Junta de Castilla y León y que luce antiguo, este periódico, tras ponerse en contacto con la Consejería de Cultura y Deportes, sigue esperando una respuesta. La Confederación afirma que el determinar si el cartel es adecuado o si habría que moverlo corresponde a la administración que lo puso. La única instalación deportiva que existe en la zona es un embarcadero aguas arriba del cartel, a una distancia segura, ya que los piragüistas recorren el río desde ese punto hacia el puente de La Puebla más conocido como ‘puente Cubelos’, en dirección opuesta al azud. “¿No estaría mejor el cartel allí?”, nos comenta un hombre que pasea por los jardines contiguos.
Los ciudadanos asisten a esta situación perplejos. “Alguien debe hacer algo, esto no es normal, ¿tanto cuesta poner una señal?”, afirma Carmen González. “Ese remolino se ha tragado varios perros en los últimos años”, añade Pilar Blanco, que pasea con sus animales.
Azudes, trampas mortales de los ríos
“En su base se forma lo que los piragüistas llamamos un “rebufo” o, técnicamente, un resalto hidráulico: el agua recircula hacia aguas arriba. En este tipo de presas la extensión y uniformidad de este rebufo, unido a la desorientación provocada por la turbulencia, la hipotermia, los golpes que puedan recibirse y la incapacidad de escapar de ellas nadando en superficie se combinan para crear una trampa mortal, incluso para buenos nadadores, aunque estén equipados con chaleco de flotación. Hace algunos años un bombero profesional se ahogó en estas mismas circunstancias intentando rescatar a tres personas en el río Duero”, afirman desde AEPIRA.
Y es que salvo aquellos colectivos familiarizados con los rebufos (como son los piragüistas de aguas bravas o los barranquistas) el resto de usuarios suele desconocer sus riesgos: bañistas, pescadores, piragüistas de aguas tranquilas, etc. Su peligro es aún mayor si tenemos en cuenta que estas presas suelen estar situadas en tramos apacibles de los ríos, y que son difíciles de percibir desde aguas arriba cuando no están señalizados, como es la norma general en España. Incluso su presencia puede llegar a parecer atractiva, al aportar algo de “agua blanca” al paisaje fluvial.
En su opinión, la mejor medida sería la eliminación total o parcial del obstáculo, y en caso contrario la incorporación de estructuras y formas de vertedero que disipen energía y reduzcan el resalto, así como la adecuación del obstáculo para su porteo o franqueo seguro por los piragüistas, y en cualquier caso con su señalización para el público en general. “El programa de acondicionamiento del estado de Ohio en Estados Unidos es un ejemplo a seguir. Un refuerzo del aspecto divulgativo para que la ciudadanía sea consciente del peligro de estas presas aparentemente inocentes también ayudaría a evitar desgracias”, concluyen.