PREMIOS MUJER 2024

Santos Cascallana

Sólo vi una vez a Santos Cascallana Canóniga, y fue al día siguiente de haber conocido en la prensa su vida exitosa en Jerez de la Frontera. Donde aquel berciano de Quilós había logrado entrar en el selecto club del “Sherry”, y de las grandes familias anglo y franco-andaluzas. Esos mundos del dinero y los caballos, las fincasde prestigio y la distancia. Santos Cascallana Canóniga era el gerente de las bodegas González Byass, y el único día en que yo lo vi, había tenido una reunión con los representantes de la firma en México, que al parecer habían venido a Ponferrada, algo que me pareció muy impresionante. A la vez, me hizo gracia lo de Canóniga, apellido cuya existencia yo ignoraba, y que me parecía una contradicción en sí mismo, porque los canónigos son varones, hombres doctos de la Iglesia, caballeros litúrgicos.

Estoy hablando de 1971, que fue cuando Santos Cascallana protagonizó las fiestas de la Encina. Aquel año, en realidad, hubo dos celebraciones. Una, la que organizó el ayuntamiento, con el real de la feria, el desfile de carrozas, los fuegos artificiales y la ineludible presencia del grupo de gaiteros “Os Montes”, de Lugo. Las otras fiestas de aquel septiembre las montó por su cuenta Santos Cascallana, que ofreció a los bercianos diversas recepciones de entrada libre en un hangar donde se bebían vinos de Jerez, se regalaban abanicos a las señoras, llaveros a los varones y canapés a todo el mundo. Esos actos terminaron con una fiesta en la discoteca Temple donde sonaba mucho la canción “Mammy blue”, en versión de Donna Hightower, siendo el rey indiscutible del sarao el propio Santos Cascallana, que iba de corro en corro saludando a todo el mundo, recibiendo plácemes y admiraciones. Lo que, sin duda, favorecía su aspecto de mejicano emigrante y enriquecido en California, todo simpatía y bigote, amor a su tierra y una muy honesta vanidad.

Motivos tenía para aquel entusiasmo porque Santos Cascallana Canóniga, aparte de ser, a sus 40 años recién cumplidos, el más importante ejecutivo de la famosa firma de vinos y licores, era doctor en Derecho y había sido profesor en la Universidad Laboral de Sevilla. Un hombre de valía que se arraigó en la tierra andaluza, pero que siempre llevó al Bierzo en el corazón, como bien lo demostró en muchas ocasiones, y no solo en aquellas fiestas de la Encina, que él cubrió de alegría jerezana y de copas de brandy.

No muchos años después de aquellos esplendores, dejó el mundo del vino y cayó en la tentación de entrar en política, en la conservadora Alianza Popular del señor Fraga, de quien era amigo.Me imagino que esta aventura parlamentaria debió de correrla Cascallana por motivos de convicción ideológica, pero también por tener un pretexto importante para volver a su querido Bierzo. Y ello porque fue elegido diputado por la provincia de León.

A Santos Cascallana le sucedieron después muchas y muy grandes tragedias familiares, de las que derrumban a cualquiera. Pero él resistió las dolorosas catástrofes con una fortaleza absolutamente ejemplar, sin duda amparado en su acendrado catolicismo. Cuando dejó la política solo tenía 55 años, había sido elegido hijo predilecto de León y no mucho después se refugió en su Andalucía adoptiva, concretamente en Mairena del Aljarafe, ciudad próxima a Sevilla. Allí reflexionaría mucho, sin duda, leería y recordaría el Bierzo natal y su infancia cacabelense, hasta que en una de aquellas jornadas de paz y memoria, de dolor y fe, le llegó la muerte. A los 72 años de edad.

CÉSAR GAVELA

Un comentario en “Santos Cascallana

Los comentarios están cerrados.