Corría el año 1809. Un año más de cruenta guerra contra el invasor francés. El general Moore abandona Astorga haciendo caso omiso de la propuesta del Marqués de la Romana de aunar esfuerzos y plantar cara a Napoleón acantonándose en la bien aprovisionada ciudad. Napoleón entra en la ciudad con 40.000 hombres y ordena la persecución de lo que queda del ejército de Sir John Moore y sus harapientos aliados, a los que esperan las fragatas británicas y algún balandro español en La Coruña para repatriarles a puerto seguro. Es una retirada en toda regla. Estamos a principios de año y los ‘gabachos’ se han fortalecido como se verá en meses venideros.
De Astorga a Foncebadón
En dos sentidos, la desigual comitiva anglo-española parte hacia Ponferrada, para proseguir desde allí hacia Villafranca del Bierzo. Los más numerosos, los ingleses, por el Puerto del Manzanal, y los astorganos, miembros de la Brigada Arriera, voluntarios de León y otros paisanos por el más difícil de Foncebadón.
La nevada del 3 de enero de 1809 martiriza al irregular ejército español. Gracias al conocimiento del terreno, los astorganos tienen en todo momento la colaboración de la Maragatería. Sin embargo, los heridos van quedando en los bordes del camino y, si no son recogidos por los lugareños, los lobos los devoran o los franceses, las primeras compañías salidas a caballo para instigar a los huidos, los rematan a sablazos. Al otro lado de los Montes de León, por la vertiente del Manzanal, los ingleses cuentan con carros que les ayudarán a evacuar rápidamente a sus soldados, no hay que olvidar que son un ejército en toda regla. Tienen intendencia preparada en Ponferrada y en la capital provincial, Villafranca de Bierzo, localidad que jornadas después dejarán sin nada que sus habitantes se puedan llevar a la boca tras un terrible saqueo y pese a ser ‘aliados’. Mientras, en Foncebadón, límite natural entre las entonces provincias de Astorga y del Bierzo, los astorganos y leoneses pueden por fin hacer una parada. Desde allí se dirigen a Ponferrada, donde se les unen galeses, escoceses e ingleses descolgados. Todos juntos retoman el camino hacia Galicia, sin saber que en Cacabelos les espera una sangrienta batalla, donde muchos de ellos perderán la vida.
La recreación histórica
En los últimos años este viaje es repetido por un buen grupo de astorganos que participan en la recreación histórica de la batalla de Cacabelos, un episodio memorable de la Guerra de Independencia, descrita con todo detalle por historiadores como el también astorgano Arsenio García. Y es en Foncebadón donde también aprovechan para hacer una parada. Y desde allí, al igual que sus antepasados siglos antes, se dirigen a Cacabelos. Así sucedió este domingo.
La batalla en el Cúa
En la llamada ‘capital del río Cúa’ se revive aquel acontecimiento histórico de sangre, pólvora y muerte que tuvo lugar el tres de enero de 1809, cuando Sir John Moore no encuentra el momento de llegar a La Coruña y embarcar. En las afueras de Cacabelos, en la explanada al lado del puente medieval, los ejércitos toman posiciones. Hay que plantar cara al emperador Napoleón para dar cobertura al grueso del ejército que enfila ahora otro puerto, el de Piedrafita del Cebreiro. La batalla permite a la retaguardia de Moore distanciarse de las tropas franceses que le persiguen. Los últimos en quedarse, en hacer frente a las hordas francesas, son los astorganos, los voluntarios de León, los tiradores del Bierzo -cuyo papel, un año después, sería clave en la liberación de Astorga- y los lugareños, parte de los cuáles muere tras el intento del francés general Merle de tomar a bayoneta calada el puente. La sangre astorgana, y la leonesa en general, se derrama sobre la blanca nieve.
Unos 500 húsares de la avanzadilla del mariscal Jean de Dieu Soult, encabezados por el general Auguste François-Marie Colbert, alcanzan al fin a la retaguardia británica, que se estaba preparando para cruzar el puente, y capturan por sorpresa a medio centenar de asustados soldados. Colbert decide aprovechar su ventaja y, sin esperar a los refuerzos de infantería o de artillería, avanza hacia el puente de Cacabelos. Sin embargo, al ver que las posiciones británicas al otro lado incluyen media docena de piezas de artillería, manda replegar sus las fuerzas. Es en ese instante cuando es alcanzado por un disparo que resulta mortal. El francotirador Thomas Plunkett mata al general francés. Tras su muerte y habiendo oscurecido demasiado para seguir adelante, los franceses desisten.
Los franceses tratan de tomar el puente (César Sánchez)Regreso a Astorga
Fue una batalla victoriosa si bien Astorga, siete meses después, volvería a sufrir un nuevo saqueo cuando los soldados franceses que regresaban de Galicia entraron otra vez en la ciudad sometiéndola “por segunda vez al más horrible saqueo de las casas y templos, violencia y torpezas horrorosas y los mas atroces asesinatos de modo que la calamidad llevada hasta el último término del sufrimiento llegó a ser el estado habitual “, según narra Santocildes. Por fin, el 26 de julio de 1809 los franceses abandonan Astorga, pero no tardarán en volver… y lo harán en varias ocasiones. Porque la historia de la ciudad es prolija: romana, peregrina, modernista, literaria pero, sobre todo, valiente y luchadora, tal y como demostró en la Guerra de la Independencia.