PREMIOS MUJER 2024

Roberto Fresco: “En la Almudena se siente el privilegio de vivir más cerca la historia”

El músico astorgano es el organista titular de la Catedral de Santa María la Real de la Almudena de Madrid
Roberto Fresco
Roberto Fresco, organista titular de la catedral de la Almudena en Madrid. / Robertofresco.es

Roberto Fresco nació en 1967 en Astorga, donde inició su educación musical, y posteriormente la continuó en el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid (RCSM). Entre 1994 y 1996 estudió en Viena con Michael Radulescu. Su carrera como concertista y profesor la he llevado a través de Europa, Estados Unidos, América Latina y Filipinas. Ha sido profesor de clave en el Conservatorio Superior de Música de Castilla y León y en el Conservatorio Profesional de Música Moreno Torroba de Madrid, así como profesor de órgano en el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid. Actualmente, es el organista titular de la Catedral de Santa María la Real de la Almudena de Madrid.

¿En qué momento sintió que su verdadera vocación y a lo que quería dedicarse profesionalmente era tocar el órgano?

Bueno, esto fue un proceso que duró algún tiempo, pero que tiene que ver con el desarrollo de la actividad musical en mi juventud en Astorga. Ya con 18 años recién cumplidos me trasladé a Madrid para continuar los estudios en el RCSM. Mi idea en aquel momento era ser clavecinista, el órgano todavía no ocupaba un lugar esencialen mi vida musical. Pero en un cierto momento se cruzó en mi vida Montserrat Torrent, la que todavía hoy con sus 95 años continúa siendo la decana de los organistas españoles, y este hecho produjo un cambio definitivo en mi manera de acercarme al instrumento.

¿Qué cualidades debe de tener un buen organista?

Honestamente, no puedo responder a esta pregunta.

¿Recuerda sus inicios en Astorga y, más concretamente, en la iglesia de San Pedro de Rectivía?

Creo que con total nitidez. Cuando yo tenía 8 años, mis compañeros de juegos me llevaron allí porque don Ángel Pérez, organista de la catedral, estaba formando un coro de niños. Desde los ensayos nos invitó a participar en las clases de música que él mismo daba en los salones parroquiales. Aquellas clases poco a poco se convertirían en el germen de un conservatorio, muy lejano de lo que existe hoy en Astorga, pero en los años 70 del pasado siglo esto fue un hito. No sé si esto estaba en el imaginario de don Patricio cuando ideó la construcción de la nueva parroquia, pero yo le debo una parte muy importante de mi vida.

¿Qué supone para Roberto Fresco ser el organista de la catedral de la Almudena en Madrid?

De manera lógica y natural, la catedral de Madrid por ser la capital de España acoge con frecuencia celebraciones importantes que van mucho más allá de la propia vida de la ciudad. A veces se trata de celebraciones gozosas, como el enlace matrimonial de sus majestades los reyes o las visitas de Juan Pablo II o Benedicto XVI; otras veces son momentos dolorosos como el funeral de estado por la víctimas de los atentados del 11-M o, más recientemente, el funeral por las víctimas del COVID-19. En estas ocasiones, se siente el privilegio de vivir un poco más de cerca la historia, pero también la responsabilidad de estar con la música y con un instrumento tan importante como el de la Almudena a la altura de las circunstancias para que la música juegue el papel que le corresponde en esa alegría o en ese dolor que se celebra.

¿Esto supone el cúlmen de su carrera profesional?

Esto es una parte de mi trabajo. Luego también están los conciertos y la enseñanza. Las tres cosas forman un todo, para mí, inseparable en torno al órgano.

¿También imparte cursos de órgano y da conciertos, tanto en España como en otros países?

Sí. Como acabo de decir, estos tres aspectos del órgano y su música se mezclan entre sí de manera ordenada, se necesitan y se complementan: el repertorio que escuchamos en los conciertos de órgano es básicamente musica escrita para la liturgia a lo largo de los siglos y en ese mismo repertorio se fundamenta también buena parte de la enseñanza del instrumento.

A su juicio, ¿cuál es el mejor órgano que hay en España?

Una cosa que aprendí en mi infancia astorgana es que “lo mejor es enemigo de lo bueno”. Al menos habría que precisar que algo es mejor con relación a otra cosa. Creo sinceramente que no existe el mejor órgano de España ni de ningún lugar. Hay cantidad instrumentos excepcionales por muy diversos motivos que van desde cuestiones históricas o de estilo hasta cualidades sonoras y constructivas, pero son muchos los elementos a valorar en un órgano. Cada órgano puede ser muy especial por un sinfín de motivos.

¿A qué organista admira y tiene como modelo?

Sin duda alguna a la que ha sido mi maestra y referente desde hace tantos años en el mundo del órgano y a la que ya he mencionado antes: Montserrat Torrent, que a sus 95 años continúa desarrollando una actividad concertística impresionante para una persona de su edad. Esto es, no sólo un ejemplo de actividad profesional, sino también de vida. Además porque, a través de sesenta décadas de trabajo en la enseñanza, ella ha devuelto a este instrumento una dignidad perdida hacía mucho tiempo. Y esto, con la dificultad añadida de ser mujer en la España de las últimas décadas del siglo XX.

¿Qué proyectos tiene?

Lo más inmediato es la grabación de un CD para la Fundación Catedral de Santiago de Compostela con música de aquel archivo y el jurado del Concurso Nacional de Órgano Francisco Salinas de Burgos; después algunos conciertos en diversos puntos de la geografía española: Navarra, Madrid, Lérida… Para el año que viene ya hay programadas algunas cosas en Barcelona, Moscú…

Me da la impresión de que en nuestro país no hay una cultura que propicie la audición masiva en los conciertos de órgano, ¿es como un poco selectivo?

Bueno, personalmente no me preocupa en exceso esta cuestión. Primero porque no tengo muy claro que algo masivo sea necesariamente bueno. Parece que la masa obedece a cuestiones de moda, y las modas se pasan más pronto que tarde dejando pocas cosas asentadas tras de sí. Por otra parte, para establecer un diálogo, una comunicación entre el músico y los oyentes sólo se necesita eso: unos cuantas personas dispuestas a escuchar música. Está muy bien que los lugares en los que se escucha música se llenen pero el oyente también necesita un espacio vital a su alrededor, y esto no siempre se produce.

¿Cuáles son los músicos que han compuesto piezas para tocar al órgano y que a Roberto Fresco le gusta más interpretar?

Evidentemente para un organista, la figura del alemán Johann Sebastian Bach (1685-1750) es el máximo exponente de todo cuanto tiene que ver con este instrumento y su música. Pero además siento particular devoción por la música del sevillano Francisco Correa de Arauxo (1584-1654) con quien me siento particularmente identificado.

Roberto Fresco
Roberto Fresco, en la catedral de León. / Robertofresco.es