Parece toda una contradición pero no lo es. Más si cabe cuando se está hablando de la salud pública. Las peticiones de los alcaldes rurales para que las señales de televisión y telefonía lleguen con cantidad y nitidez a todos los puntos de sus municipios, por agrestes que sean, son continuas. Sin embargo, en el camino del desarrollo de las telecomunicaciones también se quedan “pelos en la gatera”. Si las antenas de telefonía son o no nocivas para la salud de todos aquellos que en las cercanías reciben sus ondas sigue siendo un extremo objeto de un polémico debate.
Así sucedió en la pedanía ponferradina de Campo. Hace tiempo un particular cedió, a cambio de una contraprestación económica, un terreno a Telefónica para instalar una plataforma de antenas de telefonía.
La presidenta de la asociación vecinal, El Pincatal, y presidenta de la junta vecinal de entonces, María José Martínez, denunciaba poco después de la instalación de la antena que ésta carecía “de licencia municipal y de permiso de Industria o de la Confederación Hidrográfica Miño-Sil” para realizar la acometida de la luz ejecutada, que además pasaba cerca de una reguera. Tal era el rechazo vecinal que cuando los técnicos aparecían para realizra trabajos en la antena se tocaban las campanas para que los vecinos acudieran a protestar.
El Ayutamiento de Ponferrada dio orden de “paralización y precinto”. Según nos narran en el pueblo, “era una situación clara de rechazo general”. Otra de las razones que encontraron los vecinos para argumentar en contra era la cercanía de la iglesia del siglo VII y que la instalación estaba ubicada a menos de 500 metros del camino de Santiago.
Reincidencia
Pero no contento con una instalación, que finalmente se puso en marcha mientras la legalidad corría su curso en contra, el supuesto vecino permitió la colocación de otra antena en una bodega de su propiedad. Ahí de nuevo, la asociación El Pincantal reunió 500 firmas en contra. Los vecinos recordaban las antenas de Flores del Sil, Campo, Cuatrovientos… y basaban sus argumentos en criterios de salud. “Hasta 20 antenas de ese tipo se reparten por Ponferrada. Deseamos que se vayan retirando y que se coloquen fuera de los recintos urbanos”, explicaban sus responsables. La instalación de la segunda antena no avanzó.
Solución
Hace tres semanas el caso de la antena de Campo llegó, según pudo saber EBD, a la misma mesa del consejero de Fomento y de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León, Juan Carlos Suárez Quiñones, quien se puso personalmente en contacto con directivos de Movistar, antes Telefónica, a quienes recordó la ilegalidad de la antena. Dos semanas después, de la antena queda tan solo la base. En el pueblo están satisfechos porque, “por fin se nos hizo caso”.