Fueron tantos, tan bellos e importantes matices, los de tu personalidad, que aún, siendo tu hija y sentirme tan cercana a ti, no sabría como ensalzarlos y definir con la generosidad que te mereces, lo que nos has entregado a lo largo de tus 88 años.
Hacer el recorrido por todos ellos, sería, cómo desnudar mi alma, y no sé hacerlo. Destacaría tu presencia, firme, decidida, determinada, apostando por tus cuatro pequeños, con la lucidez de una educadora, que transmitía, lo que nunca tuvo la oportunidad de aprender. Aún hoy, tus hijos, nos recreamos en esa mágica y misteriosa actitud. Tu seriedad, siempre fue, motivo de bromas provocadoras, pero sólo era un camino no elegido por la crudeza de tu vida, pero que supiste transformar en oportunidades. Sabíamos que detrás de todo eso, no había más que sabiduría, saber estar, renuncia y mucha, mucha generosidad.
Gracias por habernos amado, gracias por tu aroma, gracias por haber cumplido tu proyecto, que no era más que nosotros.
Sí…ha pasado…ya no estás…ya no estáis…pero vuestro recuerdo estará enraizado profundamente y para siempre en nuestras vidas.
Carmen