Si llamara a tu puerta la Virgen María
y vieras lo avanzado de su estado…
¿Dejarías que siguiera buscando
en esta Noche tan oscura y fría…?
O abrirías la puerta con alegría,
para que secara su rostro mojado
y trajera al mundo el Dios encarnado
que viene a ofrecernos la eterna vida.
Abre pronto la puerta de tu casa,
ábrela ya, no esperes a mañana
que la vida es corta y pronto se acaba.
Es el mismo Dios que a tu puerta llama,
para que le abras tu pobre morada
y entre el Salvador dentro de tu alma.