El sábado, 15 de septiembre, la Asociación de Amigos del Patrimonio Cultural Promonumenta ha recorrido la séptima etapa de las ocho en que ha dividido el discurrir del Camino Olvidado a Santiago en la provincia de León. En esta ocasión, la etapa se ha desarrollado íntegramente por tierras del Bierzo: desde Igüeña, donde concluyó la anterior, hasta Congosto, desde cuyo mirador de la Virgen de la Peña se contempla una de las vistas más impresionantes de todo el camino, con el embalse de Bárcena a los pies y, del otro lado, la silueta de la central térmica y Cubillos del Sil, que será lugar de comienzo de la octava y última etapa, con final en Villafranca del Bierzo.
Durante toda la jornada los cuarenta peregrinos fueron desgranando el pueblo de Boeza, Quintana de Fuseros, con su interesante iglesia y su tradición de “Los amortajados”; los hermanados Cabanillas de San Justo y San Justo de Cabanillas y el miliario romano de la Vía Nova sirviendo de soporte al pórtico de la iglesia del segundo; la increíble villa de Noceda y sus tres barrios (Vega, San Pedro y Río) en secuencia ininterrumpida de rincones y monumentos a lo largo de tres kilómetros, acompañando al río Noceda; el recóndito Labaniego y su iglesia dedicada a Santiago Peregrino; los pintorescos Arlanza, Losada, Rodanillo, Cobrana y, por último, Congosto, patria del descubridor Álvaro de Mendaña, no suficientemente honrado en tierras leonesas.
Como queja, “el negativo regusto de lo incompleto”, manifiestan, “por qué desde Quintana de Fuseros hasta Labaniego no hay más camino oficial que el que pueden recorrer los peregrinos andariegos de sudor y sandalia? ¿Y los discapacitados con movilidad reducida? ¿Y los que ya son un poco mayores? ¿Y los que, simplemente, por falta de más tiempo han escogido el coche para viajar?”. En otras etapas con situaciones similares, la Asociación Leonesa del Camino Olvidado, en la que están incluidos todos los ayuntamientos atravesados por el Camino, ha dispuesto en los mapas dos alternativas (salvo en el imposible caso de la etapa Fasgar-Colinas del Campo de Martín Moro), llamadas A y B, la primera de ellas siempre factible de recorrer en coche.
Esta idea se ha olvidado en este tramo, dejando fuera a Cabanillas de San Justo, San Justo de Cabanillas y Noceda del Bierzo, siendo esta última localidad una de las más importantes del recorrido leonés y, además, una de las de mayor devoción a Santiago, con un acerbo patrimonial inigualable: la monumental y rica iglesia del siglo XVII, sus cuidadas ermitas de Las Chanas, San Antonio y San Bartolo, su Museo Arqueológico iniciado por Felisa Rodríguez, descubridora del Ídolo de Noceda, cuyo original se halla en el Museo Arqueológico Nacional, pero que aquí posee una buena réplica, su recuperado lagar, sus siete molinos en funcionamiento y su ruta de Las Fuentes y catarata de la Gualta. Riqueza, en fin, capaz de consolidar los valores arqueológicos, artísticos y etnográficos de este Camino Olvidado, cuya promoción podría ser importante freno para la despoblación rural que a todos preocupa. Promonumenta se propone reivindicar la subsanación de este “punto negro”.