En estos días a cuento de la creación de la Concejalía contra la Soledad en el municipio de Ponferrada y cuya titularidad ha recaído en el bercianista Pedro Muñoz, se han evidenciado las diferencias con el otro grupo coaligado Unidas Podemos. El alcalde, Olegario Ramón, ha mantenido una actitud lineal durante estos primeros meses de legislatura con un perfil en alza, sobre todo en las distancias cortas, esto es, en la gestión del día a día. Tiene también a los principales medios de comunicación de la comarca expectantes en su política de Comunicación y con una necesidad de asentamiento mayor en todo aquello que engloba esta difícil área. Todavía a estas alturas no existe Plan de Medios y se hace también necesaria una limpieza en toda regla de los que crean empleo y riqueza en la zona, pagan sus impuestos y no cuentan con un grupo empresarial detrás o no son propiedad de un solitario kamikaze, o que vivan bajo el ala protectora del IMFE. Un perfil social no es un periódico, como tampoco lo es una web con un “fulano o dos” mareando la perdiz.
Mientras que en instituciones más desarrolladas estas cuestiones están muy claras con sentencias a favor de las audiencias o de la calidad y repercusión del producto comunicativo, en el Bierzo lo artesano se mezcla con lo profesional atrayendo las dudas a toda una procesión de buscavidas, también en esto de las relaciones públicas, el marketing comunicativo y las agencias de publicidad e imagen. En su gran parte, incluidos presuntos periódicos, no son más que chiringuitos de supervivencia para su solitario y/o acompañante pseudoprofesional.
Ni el gansterismo de los de siempre, ni el nuevo truco de “no sin mi abogada”, pueden ser santo y seña de políticas comunicativas. Hay que ejercer con la misma diplomacia jesuitina con la que se ha llevado a cabo para arreglar la primera fisura en el tripartido gobernante.
Por otra parte, sin pena ni gloria, las elecciones generales han comenzado con la unanimidad de la apatía de la población. Harta de egos y de acudir para nada a las urnas, una y otra vez. Aquí sí se hace inminente también una política de despertar conciencias y participación por lo importante que supone elegir un Gobierno de la Administración Central.
La inversión pública para empresas bercianas, la puesta en marcha de mejores comunicaciones y la Fundación Ciudad de la Energía, por ejemplo, viven pendientes de quién ocupe la Moncloa, cuando debería ser un pacto comarcal que no tuviera vergúenza ni piedad para exigir lo que corresponde o al menos devolver lo que energéticamente se nos ha hurtado. Un modelo productivo basado en la extracción del carbón desde su origen hasta su transformación en energía.
Al menos siempre tendremos el recurso feliz de Yuri y a la Ponferradina
El editor