Santiago Vélez es un cachorro crecido en las Nuevas Generaciones del Partido Popular de León. Actualmente, ostenta la alcaldía de la localidad de Almanza y es senador por su provincia. Hasta ahí todo perfecto. Hace realmente poco, un año aproximadamente, es también presidente del Partido Popular de León. Ganó a un archiconocido alcalde de Villaquilambre, Manuel García. Tiempo después, se ha descubierto que presuntamente realizó de 600 a 800 afiliaciones nuevas para garantizarse su mayoría en la votación. Estos hechos, sometidos ahora al tamiz judicial y del propio partido interno, han dejado en evidencia la fuerza y contundencia con que el joven senador y alcalde hablaba y actuaba en el día a día orgánico. Su secretario general, David Fernández, ha dimitido mostrando su “bochorno” ante las conversaciones descubiertas del presidente.
Días después, se han sumado a la marcha del Comité Ejecutivo Provincial otros tres vicesecretarios y hasta el propio núcleo duro del PP capitalino con Antonio Silván a la cabeza y varios de sus concejales se piensan una continuidad en órganos internos si no se toman medidas disciplinarias ejemplares. La sensación de castillo de naipes que se desmorona es clara y evidente. Valladolid o el propio Génova deben intervenir. Nadie se explica a qué se está esperando. Tan sólo una mano negra con poder puede estar sujetando desde la sombra al todavía presidente provincial del Partido Popular de León. Esta organización política, ha pasado de contar casi dos décadas con una mano dirigente clara y firme como lo fue Isabel Carrasco, ya fallecida; a quedar en manos de un presidente de perfil bajo y conciliador como lo fue Juan Majo, también expresidente de Diputación de León. Y ahora, pareciendo que se cobraba nuevos bríos, sólo ha traslucido la parte negativa de la nueva gestión. Vélez, con media docena de irreductibles e incondicionales, resiste el envite de un combate ya perdido por ko técnico. Que prometiera cargos en una supuesta victoria y recuperación de Diputación no dejaba de ser estrategia política. Pero de ahí a falsificar su liderazgo va un recorrido con fin y castigo. Todos esperan que pase por el cadalso de una Comisión de Garantías y Derechos del PP. El principal perjudicado, alcalde de Villaquilambre, ha llevado el caso a los tribunales. Nubes negras sobre lo que fue un cielo azul. Azul PP.