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Ponferrada renueva su Voto de Villa a San Roque tras dos años con una petición de “salud para todos”

La tradición se remonta al año 1600 y tiene que ver con las pestes que asolaron la ciudad a finales del siglo XVI
Ponferrada celebra el tradicional Voto de Villa con motivo de la festividad de San Roque. / C. Sánchez

El concejal de Movilidad y Seguridad Ciudadana de Ponferrada, José Antonio Cartón, pidió este martes “salud para todos los ponferradinos y todos los bercianos” durante los actos del Voto de Villa que la ciudad ofrece con motivo de la festividad de San Roque. Tras dos años de parón debido a la pandemia, el Consistorio de la capital berciana renovó este voto tradicional con un recuerdo especial para todas las personas que lo han pasado mal a lo largo de este tiempo de crisis sanitaria.

Al respecto, cabe recordar que este acto se remonta al año 1600, cuando la Corporación comenzó a hacer una ofrenda al santo por su supuesta intercesión para erradicar la peste que asoló a la ciudad en 1576 y en 1599. Más de cuatro siglos después, Cartón confió en que el acto de hoy sirva para poner “punto y final a algo que quedará para siempre en la memoria” de la capital berciana y demandó nuevos “proyectos de trabajo, futuro e ilusión para esta tierra”.

A las puertas de la iglesia de San Pedro, los feligreses trasladaron la imagen del santo hasta la basílica de La Encina, donde se celebró una misa de acción de gracias. Tras la eucaristía, la procesión retorna a San Pedro, donde la tradición dicta que se entreguen a los asistentes las primeras uvas de la cosecha. El Ayuntamiento de Ponferrada adquirió más de 200 kilos de uvas para la celebración.

Historia del Voto de Villa de Ponferrada

La historia del Voto de Villa se remonta al siglo XVI, cuando la entonces villa de Ponferrada sufrió varios azotes de la temible peste negra. La más grave de las epidemias que afectaron a la ciudad se registró en 1576. Ya en agosto del año anterior había saltado la alarma entre los regidores, al comprobar que “junto a esta villa, a seis leguas, mueren de peste”. Para prevenirla, se cerraron puertas, postigos y callejos, montando guardia los vecinos día y noche para que no entrara ninguna persona con síntomas de la enfermedad.

A pesar de ello, en julio de aquel 1576 la peste entró en Ponferrada. Se abasteció a las boticas de medicinas para los pobres y se dieron dos ducados a dos barberos para que estuvieran dispuestos a sangrar y atender a los apestados. A partir de septiembre, como la peste era muy virulenta y contagiosa, el Ayuntamiento acordó reunirse en la iglesia de Nuestra Señora de Vizbayo, en Otero y se optó por hacer rogativas con el fin de ahuyentar a la enfermedad, ya que nada humano la frenaba.

Según cuenta la leyenda, parece ser que los ruegos a San Roque, patrono de este ‘negociado’, dieron fruto, porque el 12 de noviembre de ese mismo año de 1576 ya se corrió un toro en la plaza de las Eras, celebrando el fin de la plaga, que había acabado con la vida de casi todos los vecinos de la callle del Rañadero y “llevado la mitad del pueblo”.

En agradecimiento, la villa de Ponferrada estableció el Voto de San Roque, que se confirmó el 11 de agosto de 1578. A partir de 1600 se le dio formalidad municipal, jurada ante escribano: “La Villa de Ponferrada hace voto y juramento a Nuestro Señor Dios de guardar perpetuamente la Fiesta de San Roque”, lo que no obstante no evitó que en 1599 la peste volviera a causar gran mortandad en la ciudad.

Para entonces la fiesta de San Roque ya era muy importante en la ciudad. “Había bailes, palanquetas, fiestas a caballo y toros (…) Las funciones religiosas se realizaban en San Pedro, donde se encontraba el culto y cofradía del Santo”, cuenta Pilar Sáenz de Tejada en su libro Ponferrada en el siglo XVII. La autora de este libro también dice que el voto de 1600 fue la confirmación y ampliación del de 1578, en el que se comprometían en el voto a “correr un toro”. En 1600 se amplió a tres animales y, pasados los años, el Ayuntamiento pidió al obispo de Astorga la dispensa para que no se corrieran estos tres toros, porque era un gasto muy grande.