Un grito rompió esta tarde la tranquilidad de los paseantes en el entorno del Castillo de los Templarios de Ponferrada. “¡Nos atacan!”, alertaban desde el interior de la fortaleza, a la puerta de la cual varias decenas de ‘irmandiños’ se agolpaban para intentar asaltarla. Los hechos reales ocurrieron en un mes de septiembre de hace 550 años y hoy, más de cinco siglos después, la asociación Caballeros de Ulver recreó, por primera vez, este episodio olvidado de la historia berciana.
Al respecto, la primera edición de la recreación histórica de la Revuelta Irmandiña en el Bierzo llenará de actividad durante todo el fin de semana el interior de la fortaleza, con un campamento en el que los visitantes podrán aprender cómo era la vida en el siglo XV, momento en el que tuvieron lugar estas revueltas, consideradas una de las mayores revoluciones de la Europa de la época, y que afectaron a la comarca berciana como parte de la guerra civil desatada en 1467 tras la muerte del rey Juan II de Castilla, entre los partidarios de Enrique IV y los que apoyaban al príncipe Alfonso.
Los ‘irmandiños’, un ejército comandado por hidalgos y miembros de la baja nobleza, tomaron su nombre de la Santa Irmandade creada en territorio gallego para combatir los abusos de la nobleza, explica el presidente de Caballeros de Ulver, Gonzalo González. En la recreación de hoy participaron varias decenas de miembros de la asociación organizadora, con la inestimable ayuda de los Amigos de la Noche Templaria, otra de las asociaciones recreacionistas locales. Además, miembros de otras asociaciones como los vallisoletanos Caballeros del Duero y otros colectivos similares de Asturias, Toledo o León se integraron en los actos.
El asalto comenzó en la rampa exterior y en la barbacana de acceso a la fortaleza, donde tuvieron lugar las primeras escaramuzas entre los ‘irmandiños’ y los nobles que defendían el Castillo, comandados por el conde de Lemos. Vencidos éstos, la batalla se trasladó al patio interior, desde donde los rebeldes atacaron con flechas y piezas de artillería la entrada al Castillo Viejo, último bastión defensivo de los nobles.
Cuando la batalla parecía estar ganada para el bando de los rebeldes, uno de sus propios líderes, el conde de Trastámara traiciona a los suyos y ataca desde la retaguardia, una traición que obliga a los ‘irmandiños’ a emprender la retirada hacia Galicia. Dos años más tarde, recordó González, salió de Ponferrada uno de los tres ejércitos que llegó a Santiago de Compostela para terminar con la revuelta. “Dentro de dos años también tendremos que celebrarlo”, prometió el presidente de Caballeros de Ulver.
Campamento medieval
Además, desde primera hora de hoy los responsables de la recreación instalaron en el interior de la fortaleza las tiendas de su particular campamento que quedará abierto durante todo el fin de semana y en el que se exponen armas y armaduras del siglo XV. “Hay un par de ellas que hay que usar con mucho cuidado”, advierte González, que recuerda que el objetivo del campamento es “enseñar a la gente cómo se vivía en la Edad Media”.
En ese sentido, los talleres, que impartirán los propios organizadores, tienen que ver con aspectos medievales como la fabricación de cota de malla o de cuchillos, a través de una rudimentaria forja, el tiro con arco o la esgrima medieval. También hay un espacio dedicado al patronaje, con instrucciones para confeccionarse uno mismo los elementos de vestuario acordes a la época. “Que cojan un casco, que miren una espada”, invita el presidente de Caballeros de Ulver, que señala que “todo el mundo se sorprende de lo poco que pesan”.
Proceso de documentación
El objetivo de esta iniciativa, que se estrenaba ante los ojos del público de la capital berciana, es “darle vida al Castillo en otro siglo que no sea el Templario de toda la vida”, explica González, que considera que la “indumentaria llamativa” y los “elementos de ambientación” correspondientes al siglo XV aportan “innovación y dinamismo” a los actos que habitualmente se organizan con la fortaleza templaria como telón de fondo.
“No utilizamos las mismas cosas para todos los siglos”, recuerda González, que asegura que el catálogo de útiles como escudos y armaduras, así como las prendas de vestuario de que dispone la asociación abarcan desde el siglo VII hasta el siglo XV. “Es mucha historia la que tenemos ahí”, defiende el presidente de Caballeros de Ulver, que recuerda que la asociación también puede caracterizar a algunos de sus miembros como musulmanes o vikingos.
Respecto al proceso de investigación que se requiere para recopilar todo este material de recreación histórica, González recuerda que los miembros de la asociación buscan información “en libros, retablos, catálogos… Luego hay que buscar si puedes adquirir esos elementos y, si no se encuentran, aprender a fabricarlas uno mismo”. Esta “labor de estudio, investigación y fabricación” se lleva a cabo entre los meses de octubre y abril, cuando los Caballeros de Ulver descansan de los eventos.
En ese sentido, la recreación de hoy sirvió para echar el cierre a la temporada de actuaciones de Caballeros de Ulver por este año, en el que los miembros de la asociación han participado en cerca de 30 eventos por toda España. A lo largo de su ya consolidada trayectoria, la asociación ha participado en otros aniversarios como la conmemoración en el año 2012 del octavo centenario de la Batalla de las Navas de Tolosa, en Jaén. La asociación también ha colaborado en eventos de este tipo en ciudades de Portugal y Francia.
El Bierzo y las Revueltas Irmandiñas
Las Revueltas Irmandiñas enfrentaron a los dos hijos del rey Juan II de Castilla, cada uno hijo de una madre diferente. “Uno es el que tiene el poder y dirige con el apoyo de la nobleza, mientras el otro todavía es demasiado joven para reinar, pero recibe el apoyo de las ciudades y la burguesía”, explica González. Tras declararse en lucha contra los abusos de los nobles, los ‘irmandiños’ atacaron “el lugar donde residía la fuerza de la nobleza, es decir, sus castillos”.
“No dejaron piedra sobre piedra”, insiste el presidente de Caballeros de Ulver, que recuerda que, en Galicia, las revueltas acabaron con más de 130 castillos. Ya en el Bierzo, el avance de los ‘irmandiños’ hizo caer a los nobles atrincherados en castillos como el de Sarracín, Balboa o Cornatel. “Todos los nobles huidos de los castillos gallegos se refugiaron en Ponferrada, donde llegaron a destruir parte del Castillo antes de ser traicionados”, afirma González.
Entre los documentos consultados para la correcta puesta en escena del episodio histórico, una anécdota llamó la atención de los responsables del evento. Tras el asalto al castillo ponferradino, el conde de Lemos mandó rehacer muchos de los castillos, para lo cual se usaron multitud de animales de carga de la zona. Un labriego que perdió a uno de sus bueyes a consecuencia del esfuerzo de acarrear piedras para la reconstrucción de la fortaleza presentó sus quejas al noble y la respuesta de éste no pudo ser más lacónica: “No haberme destruido el castillo, hideputa”.