PREMIOS MUJER 2024

Ponferrada celebra los 45 años de la Constitución Española

La mañana de este miércoles 6 de diciembre, el castillo ha acogido el acto de Constitución en el que se ha celebrado el 45 aniversario de la carta magna de 1978
Celebración del 45 aniversario de la Constitución en Ponferrada
Celebración del 45 aniversario de la Constitución en Ponferrada. / QUINITO

La mañana de este miércoles 6 de diciembre, el Castillo de Ponferrada ha acogido el acto de Constitución en el que se ha celebrado el 45 aniversario de la carta magna de 1978.

En dicho acto, han ofrecido sus discursos los portavoces de los grupos municipales, comenzando por Patricia González de Vox, a la que le han seguido Iván Alonso de Coalición por el Bierzo, Lidia Coca del Partido Popular y Olegario Ramón del Partido Socialista. Posteriormente, ha sido el alcalde de Ponferrada, Marco Morala, el encargado de pronunciar unas palabras, para después, cerrar la celebración con el himno de España.

En este sentido, el regidor de la capital berciana felicitaba el día de la Constitución, “el día grande de España”, y aseguraba que “tenemos mucho que celebrar”, pues “la Constitución permitió alcanzar grandes cotas de consenso, de convivencia, y ha sido un regalo de una generación que vivió una etapa histórica muy dura y que nos ha permitido llegar hasta el año 2023 viviendo, conviviendo, con alternancia de poderes, con alternancia de gobierno de distintos signos, sensibilidades e ideologías, con una separación de poderes que es la base fundamental de la democracia y de la convivencia y desde luego del estado de derecho”.

Sin embargo, Morala no ha querido finalizar sin antes señalar que “tenemos que seguir trabajando y defendiendo el marco constitucional que hemos heredado y también hemos trabajado varias generaciones hasta llegar hasta aquí”. “Se está atacando las bases de la democracia, se está atacando la Constitución a cambio de conseguir un pacto de investidura”, concluía el regidor.

Fragmento del discurso de Patricia González

Estimados compatriotas: hoy nos enfrentamos a desafíos cruciales que ponen a prueba la fortaleza de nuestras instituciones, la integridad de nuestra Constitución y la estabilidad de nuestra monarquía. Nos encontramos en un momento crucial en el que la unidad de España se ve desafiada por fuerzas que buscan minar los valores que nos han mantenido unidos como una nación durante siglos.

Nuestras instituciones, pilares fundamentales de nuestra democracia, están siendo objeto de ataques que socavan la confianza en el sistema que tanto nos ha costado construir. La Constitución Española, fruto del consenso y la voluntad de unirnos como pueblo, es el documento que garantiza nuestros derechos, libertades y establece el marco para una convivencia pacífica y justa.

Sin embargo, se ha visto amenazada por aquellos que desean corromper su autoridad y su espíritu de unidad. La monarquía, institución que ha sido parte integral de nuestra historia y ha representado la continuidad y estabilidad en momentos cruciales, también enfrenta críticas y desafíos que ponen en entredicho su papel en el tejido de nuestra nación. A pesar de ello, debemos recordar que la monarquía constitucional ha sido un elemento de cohesión, representando la unidad y la estabilidad en tiempos de cambio y evolución.

La historia de España es un legado vivo de coraje, tenacidad y una riqueza cultural incomparable. Desde los días de las grandes gestas de los Reyes Católicos hasta las exploraciones que expandieron nuestras fronteras mas allá de los mares, cada capítulo de nuestra historia está marcado por la valentía de hombres que lucharon por los ideales que definen nuestra identidad como nación.

Es, en estos momentos de incertidumbre, donde debemos reafirmar nuestro compromiso con la unidad de España. Españoles unidos en una sola voz en defensa de nuestra Constitución, de nuestras instituciones democráticas y de la unidad de España, es esa unidad la que nos hace más fuertes y nos permite avanzar como una nación en busca de un futuro próspero y en paz.

Fragmento del discurso de Iván Alonso

La Constitución de 1978 se elaboró en un clima político extremadamente complicado, como es por todos conocido, siendo un ejemplo de consenso y concordia, poniendo en segundo plano intereses partidistas e ideológicos con el fin de un bien común.

Coalición por El Bierzo siempre ha defendido ese espíritu de diálogo. El diálogo, y la necesidad de llegar a acuerdos y consensos, que permitan la solidaridad entre personas y territorios, como principio que, precisamente, emana de la Constitución, cuyo 45 aniversario celebramos hoy.

El Bierzo es una región que ha sido tremendamente solidaria, poniendo a disposición del resto de territorios de España sus recursos naturales, sufriendo sus habitantes pocos beneficios y exigiéndoles grandes esfuerzos en pos del bien común. Que nadie se olvide que nos especializamos en un bien, el carbón, que sabíamos era perecedero. Ahora, nos encontramos con que, tras la enorme generosidad mostrada por El Bierzo, se nos pide nuevamente un esfuerzo para compensar pactos políticos que en nada tienen que ver con un espíritu de solidaridad.

La gran mayoría de las justas reivindicaciones que los bercianos hemos manifestado, han sido ignoradas y en muchos casos tildadas de victimismo, bien al contrario, nos reivindicamos, han sido realismo… Ahora, cuando los bercianos seguimos mostrando nuestro legítimo enfado ante el olvido infraestructural y competencial, ya no se habla de victimismo, la realidad y la evidencia del perjuicio causado a esta tierra no lo permite. Pero, nuevamente, en un alarde de descaro, se vuelve a apelar a nuestra solidaridad con argumentos nefastos y que nada tienen que ver con el marco constitucional.

Desde coalición por El Bierzo hacemos un llamamiento al entendimiento, a un verdadero apoyo entre territorios que impulse un beneficio común.

Fragmento del discurso de Lidia Coca

Gracias a todos los que nos acompañáis, en este marco incomparable que es el Castillo de los Templarios de Ponferrada, autoridades, queridos vecinos, y a todos los que, como yo, sienten el día de hoy como una fecha importante y para celebrar con orgullo.

Lo es para esta portavoz, por tener claro que el paso dado por la generación de nuestros padres y abuelos hace 45 años sí quedará en los libros de historia como un hito. Ya que fueron capaces de poner esa primera piedra, fundamental para crear los cimientos del más largo periodo democrático y de paz de nuestro país.

Hoy parece que se hace historia cada día en las redes sociales, se considera épica la más mínima anécdota y se hace pasar por avance en la convivencia lo que realmente supone la confrontación y la polarización para la sociedad, a base de reiterarnos ese término que últimamente se nos repite hasta la saciedad, aquel que dice que “hay que hacer didáctica”.

Entonces, ¿cómo deberíamos valorar a una sociedad que en la segunda mitad de los años setenta del siglo pasado se atrevió a construir realmente un sistema de libertades, de derechos y de responsabilidad partiendo prácticamente de cero? Quizá el Espíritu de la Constitución de 1978 es lo mejor, o tal vez lo único que le queda a la sociedad civil española como tal. Y aunque hay quien reniegue de él, hoy ese espíritu está más vivo que nunca, porque nunca ha sido tan necesario.

En tiempos complejos en los que, paradójicamente, hay que hacer defensa de lo básico me van a perdonar que no rebusque demasiado en el texto constitucional. Artículo 1.1: “España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político”.

Cuatro valores que no parecen fáciles de retorcer. Interpretables, sí, pero incorruptibles. O así debería de ser. Pero ocurre que estamos en 2023 y que desde hace 5 meses parece que todo vale, ¿se imaginan Uds. qué hace cinco años se hubiera simplemente dejado caer que la justicia iba a dejar de ser independiente o estar sometida al poder político y sólo con un grado de inclinación sería realmente justa?. La igualdad parte de menos 15.000 millones de euros y en nombre del pluralismo político se ponen muros.

Fragmento del discurso de Olegario Ramón

Celebramos hoy el cuadragésimo quinto aniversario de nuestra Carta Magna. Puede sorprender pero España es uno de los países del mundo que más constituciones ha tenido, concretamente ocho, que son nueve si se le añade el estatuto de Bayona, previo a la Constitución de 1812.

La Constitución de 1978 es sin duda la que mayor vigencia ha tenido en el tiempo y tiene entre sus logros haber conseguido que algunos que la atacaron de forma inmisericorde tildándola de “charlotada intolerable que ofende al buen sentido” y deslegitimando el instrumento del consenso constitucional manifestando que “ha provocado un efecto fulminante, cuál es el de la desconfianza en una enorme masa de españoles”, se presenten ahora ante nosotros como los mayores, cuando no únicos, defensores de nuestra norma fundamental.

Es absolutamente descorazonador que la Constitución de 1978 se utilice como arma arrojadiza contra quienes piensan, opinan y actúan de forma diferente. Porque esa no es ni su esencia, ni el espíritu inspirador de la norma. Y ya sabemos desde el Derecho Romano que no hay mayor injusticia que la aplicación del derecho de forma absoluta, sin atender a ningún módulo de equidad o moderación en los principios.

Son muchos en los tiempos que vivimos los que abogan por una interpretación absoluta del principio de igualdad ante la ley recogido en el artículo 14 de nuestra constitución, eslabón fundamental de toda la sección segunda del Título I (es decir, de todo el aparato de derechos fundamentales recogido en ella). Ese mismo rigor en la interpretación de este artículo implicaría automáticamente la derogación íntegra de todo el Título II que regula la institución de La Corona. Un simple recordatorio, el artículo 14 comienza así: “Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento”. Criterios históricos, de promoción de la convivencia o de oportunidad política llevaron a recoger y compatibilizar en el mismo texto una contradicción a priori evidente.

No quiero entrar aquí a valorar ulteriores consecuencias, pero debo decir que las posturas e interpretaciones maximalistas sólo pueden tener un resultado, que es la deslegitimación última de la Constitución precisamente por parte de aquellos que nunca la quisieron y solo la aceptaron de mala gana. Conocer el pasado para mejorar el futuro no es una opción desdeñable. En este sentido si estudiáramos por quienes, por qué y cómo se deslegitimaron las anteriores constituciones comprobaríamos que la mayoría de los ciudadanos nunca intervino con su voto en la derogación de sus leyes, sino que fueron otros movimientos los que coadyuvaron a, e incluso protagonizaron tal fin.

Vivimos tiempos muy convulsos, una gran crispación social y grandes incertidumbres a todos los niveles: la invasión de Ucrania y la franja de Gaza, migraciones masivas fruto del hambre y la persecución, catástrofes naturales consecuencia del cambio climático; y a nivel político nadie habría pensado hace unos años que un político totalmente histriónico que dice recibir consejos de su perro muerto llegaría a la presidencia de una gran país, que el Portavoz del principal partido de la oposición quisiera enviar al Presidente del Gobierno al extranjero en el maletero de un coche,  que el vicepresidente y algún consejero de nuestra Comunidad Autónoma ejerciesen a las ocho de la tarde de activistas de la Kale borroka fascista,  o que  a diario en la madrileña calle de Ferraz se rezara el rosario, se acosara a los responsables policiales, se quemaran contenedores, se paseara simbología nazi o se cantaran fervorosamente himnos franquistas.

Cuarenta y cinco años de progreso, de avances en derechos y libertades y en promoción de la concordia están dando paso a una época de crispación, de rienda suelta al mensaje del odio, en la que quienes siempre han servido de freno a los excesos ultras han abdicado de esa responsabilidad e incluso, en gran parte, están arrojando gasolina en el fuego de la discordia, adelantando a la británica a la escindida ultraderecha.

Esta situación de conflicto social intenta “deslegitimar las decisiones que se adoptan siguiendo el ordenamiento jurídico y constitucional”, y que han configurado una mayoría parlamentaria que permite iniciar la nueva legislatura, derivada de los resultados electorales del pasado 23 de julio. El control de la constitucionalidad de una ley no le corresponde a las hordas enfurecidas. La propia Constitución da respuesta procedimental a ese control, y la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional la desarrolla.

Fragmento del discurso del alcalde de Ponferrada, Marco Morala

Ha sido siempre tradicional que el día que nos reunimos para conmemorar la Constitución, los discursos estuvieran repartidos entre dos grandes líneas temáticas.

La primera de ellas tiene que ver con esa historia de éxito en que ha consistido la transformación progresiva de España en un Estado Social y Democrático de Derecho muy avanzado, tal y como ha querido una Constitución enormemente avanzada para el momento de partida en que fue concebida y acordada, lo que ha permitido la adaptación de la sociedad española a sus exigencias y recíprocamente, la interpretación comprensiva del texto constitucional a la luz de diferentes sensibilidades.

La segunda, ha solido relacionarse con las nuevas expectativas que quienes intervenían en este acto tenían para el siguiente año, en relación con el desarrollo de algunos de los aspectos constitucionales que todavía pueden revisitarse periódicamente. Era el momento en el que tantas veces se han puesto deberes sobre las líneas de evolución del desarrollo constitucional en el bloque de la constitucionalidad.

No puede suceder lo mismo en este momento, porque hemos vuelto varias casillas atrás, de manera que el debate público, (y harían mal los gobernantes en considerar que este es solo de naturaleza política, porque es también un debate social intenso, y a veces crudo), el debate público, insisto, ya no se ciñe a aspectos concretos de desarrollo de ese bloque de la constitucionalidad, sino a la supervivencia de la integridad del espíritu constitucional.

Y esto es una novedad, malhadada y preocupante, que no se había dado en los cuarenta y cinco años anteriores de celebración de la fiesta constitucional. Como con tantas otras cosas en la política española, lo que hasta ahora era tradicional y asumido, ha quedado arrumbado por unos acontecimientos que inciden directamente en la percepción que tenemos de la validez y vigencia del texto constitucional.

Y a este respecto quiero decir desde el principio que, contra la opinión que otros tienen de la obsolescencia de nuestra Carta Magna y la necesidad de sustituirla enteramente, en mi opinión ha sido suficientemente flexible como para habernos traído hasta aquí, posibilitando cambios de partidos, de gobiernos, de proyectos, de visiones de la sociedad. Ha alimentado nuevas expectativas, sueños de libertad y la percepción de una España más libre e igualitaria, sin privilegios y sin exclusiones.

No será tan malo el texto de nuestra Norma Fundamental cuando todos hemos sentido amparados bajo su protección nuestros derechos fundamentales y nuestras libertades públicas; y también el desarrollo de unas corporaciones locales pegadas a los anhelos de los ciudadanos y a su directo servicio. Creo sinceramente, como alcalde y como jurista, que este año estamos ante un contexto muy diferente y un escenario mucho más complejo desde el punto de vista del respeto a la integridad del texto constitucional y su espíritu jurídico y político.

La democracia es un sistema político muy antiguo, tanto que es ya más que bimilenario. Los griegos que la desarrollaron quisieron identificar expresamente la democracia con el gobierno del pueblo pensando en todos y no en una sola parte de la sociedad. Y crearon constituciones para fijar los contenidos de la libertad ejercida por el pueblo para controlar el poder exorbitante de los gobernantes y para establecer los derechos de los ciudadanos. No hay democracia sin respeto a la integridad de la Constitución.

10 comentarios en “Ponferrada celebra los 45 años de la Constitución Española

  1. Los únicos que no votaron la constitución del 78 fue el partido popular antigua alianza popular,ahora se les llena la boca de constitución y son los primeros que no la cumplen CGPJ renovación,perdón llevan 22 años manejando el poder judicial a su antojo y no les interesa,tienen muchos casos de corrupción y habrá más

  2. €€€ eres un crack, en ignorancia, claro. Aclara tu mentira y confirma cuándo “ese señor de la izquierda” ha votado en contra de la Constitución, ya va siendo hora que se acabe que el mentir salga gratis , estamos hasta las narices de vuestros engaños y tergiversaciones, leer algo, que enriquece, la incultura y la ignorancia se están adueñando del país, qué pena!

  3. Si, la incultura, la ignorancia, el progresismo, la ultraderecha,el muro, ….no se que le pasa a los habitantes de este país que estamos enfrentados. Cual será el motivo?

  4. Ciertamente, la incultura y la ignorancia se están adueñando del país, qué pena!! Cuanta razón tienes y la máxima representación de ello es la clase política profesional, la que vive de ello toda su p…. sin haber dado palo al agua. Os tienen donde quieren que estéis. Recomiendas leer a la gente, tú lees algo distinto de “la hoja parroquial “ de tu sección? Saludos.

  5. José , Ese energumeno a votado a favor de la amnistia, y por consecuente en contra de la Constitucion…

    Es cargo oficial del PSOE, que pacta con golpistas y terroristas

    No es menester insultar , solo recurren al insulto aquellos que carecen de mejores argumentos,
    que tenga un buen dia

  6. Ese energúmeno ,como tu dices, es militante del psoe,puede votar en unas primarias como cualquier militante.Cosa que lo que votas tu te lo imponen.O tu votaste al amigo del narcotraficante para presentarse a las elecciones generales?Pues eso,sois unos adoctrinados y como nos llama uno de los tuyos sois aborregados

  7. No es cuestion de PSOE o PP
    izquierda o derecha…
    Es cuestion de lo que esta bien, o lo que esta mal, pactar con profugos y terroristas obviamente esta MAL…

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