PREMIOS MUJER 2024

Periodistas hoy

A la hora de escribir estas letras se celebra la festividad de San Francisco de Sales, patrón de los periodistas. Precisamente estas pasadas Navidades leí un texto de este prelado jesuita donde se editaban sus mejores cartas y recomendaciones a varias de las personas con las que ejercía de tutor, amigo y consejero fiel. Sus libros, se cuentan por docenas, por lo que sin duda le hacen ser uno de los santos con más legado escrito a sus espaldas, tan sólo comparable en ocasiones con San Agustín.

Pero dejemos al patrón para adentrarnos en lo que supone ser periodista hoy, aquí, en nuestro Bierzo y alrededores. La profesión, como la sociedad, está hecha unos auténticos zorros. La crisis económica, con excusa o sin ella, se ha llevado por delante a varios miles de profesionales en toda España y aquí, de momento, salvo la caída de una cabecera de papel provincial, poco más se ha cerrado. Menos mal. Todo lo contrario, en lo que más se ha notado la dentellada económica es en la paulatina degeneración de las condiciones laborales. Actualmente, un 40 por ciento de los verdaderos profesionales del periodismo berciano realiza su tarea en condiciones de lo más diverso y que se podría englobar para entendernos con el calificativo germano de “minijobs“. Malditos minijobs y quien los popularizó. Eso sí, mejor un pequeño trabajo que la nada más absoluta.

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No crean ustedes que la crisis económica es la madre de todas las culpas, no. El último recuento semioficial cifraba en doscientas personas las que en el Bierzo vivían en el sector de la Comunicación, incluyendo publicistas, productores audiovisuales, técnicos de sonido, informáticos, etc. Aquí queríamos llegar, con el acceso al mercado de la Comunicación prácticamente libre y de bajo coste, se ha confundido la profesión de informar con la de comunicar. Todos son comunicadores, todos emiten, todos dicen, todos lanzan algo por el medio que sea. Pocos son los que informan, separan el grano de la paja, aplican un método, tienen una formación cultural adecuada y han pasado unos filtros, generalmente universitarios o de dilatada experiencia en medios, para saber un mínimo de producción informativa.

Los supuestos periodistas hoy, son arcabuceros a sueldo, piratas a la captura de ideas de otros, corsarios al sol de una supuesta empresa que ni siquiera existe sino bajo un nombre comercial tan solo, asesores por virtud de los gin tonics compartidos, amos de su casa en zapatillas on line,  franquicias camufladas en locales públicos, copiones de pupitres que ahora  en vez de exámenes replican con la misma frescura las noticias  y las fotos de otros, gestores de redes sociales que pretenden confundir con un medio de información, el culo con las témporas, las formas con el fondo, la publicidad con el botín a robar de acá y acullá, el engaño a cualquier precio y cualquier modo, con el boca a boca, con trucos informáticos, con papeles de colorín, el sabotaje y la crítica en la barra de bar… ¿Alguien de esta calaña habrá oído hablar de Deontología y Ética periodística; de Estructuras de Economía de los Medios de Comunicación, de manual de estilo, de principios editoriales, de pagar impuestos, de…?

No es de extrañar, que mi gremio, el de los periodistas, se encuentre atrapado entre dos muros, como la celda de las emparedadas de Astorga que sobrevivían al pecado de ser distintas gracias al oxígeno y al alimento que recibían de sus familias a través de la diminuta ventana. San Francisco de Sales bien podría escribirnos desde el Cielo más cartas para aconsejarnos y tranquilizarnos, pero me temo que poco iba a conseguir a no ser que entrase en el mercado de la comunicación y sacase a cintazos a tanto fenicio que nos ha suplantado.