Pelos en la gatera

Decíamos allá por los meses de enero y febrero que aquel a quien no le gustase nada el tema político debería mejor irse de España durante el 2015, o si no pudiera, al menos aislarse socialmente. Y ahora, después de un año de múltiples elecciones en varios lugares y de distinta naturaleza tenemos literalmente encima las Generales, o lo que es lo mismo, la batalla por Madrid. Congreso, Senado y el sin fin de organismos derivados, comenzando por el Ejecutivo de España, saldrán de lo que decidamos en diciembre.

Sobre el escenario berciano nada sabemos de la fuerza emergente Podemos. Una de sus escisiones, Vecinos Ponferrada, sin éxito electoral en las locales, hasta alquila su sede en la Calle Gómez Núñez. Y su efímero líder oficial, Suñer, dimitió como alma que huye del diablo, esto es, de una jaula de grillos que siempre ha sido hasta el momento ese partido en la zona. Nada más se sabe de los seguidores podemitas por aquí.

Quienes han estado más activos han sido los de Ciudadanos que, a pesar del ascenso de la figura de Rosa Luna, concejala y portavoz en Ponferrada, todo parece indicar que los problemas que el propio líder provincial, Sadat Maraña, ha creado mintiendo en su currículum atribuyéndose unos estudios inexistentes han ocultado todo lo demás. Maraña se ha pegado un tiro en el pie y a sus compañeros les ha hecho un roto que a buen seguro restará credibilidad en la campaña que se avecina. El distanciamiento de Luna en el Gobierno local ponferradino esta semana hay que entenderlo en doble sentido, a saber, por un lado vienen tiempos de confrontación con el PP, y por otro, ante los insistentes rumores de una moción de censura quiere dejar matizada su relación con el centroderecha de Fernández Merayo.

El PSOE hizo pronto sus deberes de conformación de listas. Si bien se dejó algún conflicto abierto en especial en el Bierzo. La lista estaba más que pactada pero hubo refriegas que dieron algún susto sin más. Se espera mucho de Iban García, pues hoy por hoy es el único contrapeso real al “aparato” provincial. Lo que proporciona pluralidad y vida a un socialismo que, pase lo que pase en diciembre, tiene que reformar muchas agrupaciones a lo largo y ancho de todas las comarcas con paralelismo a los resultados de las pasadas elecciones locales. Pero no es lo mismo “pasar a cuchillo” a perdedores desde una secretaría general provincial fuerte por sus resultados al Congreso y Senado, que seguir manteniendo la estructura del partido sin la fuerza de los votos.

Y por último, el Partido Popular, que partiendo de una mayoría absoluta incontestable parece tener a todo el mundo en contra. El papel de recortador oficial del reino de Rajoy y Montoro, tanto monta monta tanto, tiene cómo no su desgaste electoral. Los populares lo saben, más en una zona donde el carbón no ha sido un tema bien llevado, las infraestructuras a penas se han visto y tan solo, que ya es algo, el asunto del desempleo parece ser un tema al menos controlado. Las caras son nuevas, salvo la del número uno al Congreso y la del candidato al Senado Luis Aznar. Renovación ha existido. Y traumática a tenor de lo mal que se lo ha tomado Alfredo Prada por tener que volver a su despacho de abogado. La cuestión radica en hacer una campaña sensata y muy de boca en boca para intentar demostrar que después de la “macro”, ahora le toca el turno a la “micro”. Ya me entienden, que es hora de mejoras en la economía doméstica y más palpable en los ciudadanos. Lo cierto es que una presión fiscal del 45 por ciento al que no es gran fortuna o gran empresa será muy europeo, pero para los españoles y nuestra forma de vida crea un gran lastre.

El pasado viernes, aunque la foto oficial se llevó a cabo en León con la puesta de largo tradicional; la deferencia de la candidatura popular más berciana de la historia tuvo su momento en Ponferrada. Pronto se ha visto que Manolo Cobo, la eterna mano derecha de Alberto Ruiz Gallardón, centraba la atención mediática. Vamos a pensar que un hijo pródigo de esta tierra ha vuelto. Ah, por cierto, la iluminación en la presentación háganlo mirar.