Desde que hace tres años entrara en servicio el primer radar ‘Pegasus’, un cinemómetro incluido en la cámara de vigilancia de los helicópteros de la DGT, estos dispositivos se han convertido en unas eficaces herramientas de control y en una especie de ‘gran hermano’, en el ojo que todo lo ve, desde un camionero que suelta las manos del volante en la A-62 y, en plena marcha; a un conductor que fabrica un orinal improvisado utilizando un puñal y una botella de agua, o un loro que revolotea dentro de un coche y se posa en el hombro del conductor.
Pero el personal destinado en el helicóptero que la DGT tiene adscrito al Centro de Gestión de Tráfico de Valladolid, que además de Castilla y León tiene competencias sobre Asturias y Cantabria, también ha sido testigo de adelantamientos dobles, al ver cómo un coche superaba por el arcén a otro que estaba adelantado a un camión, infracción que detectaron en la N-601, en la recta entre la azucarera de Acor y la localidad Vallisoletana de Olmedo, o cómo en esta carretera, pero a la altura de Medina de Rioseco, un conductor circulaba a 192 kilómetros en tramos limitados a 80.
Precisamente en la N-601, carretera que une la localidad abulense de Adanero con León, es la vía donde más conductores ‘caza’ el ‘Pegasus’ por exceso de velocidad. Sólo en 2015 se impusieron en esta vía 121 denuncias por superar la velocidad máxima permitida, tres más que en la A-6 y casi en doble que en la A-62 (71). Otras carreteras con un alto número de infracciones por este motivo fueron la A-1 (62), la A-11 (54), la A-601 (48), la AP-6 (48), la N-122 (43) y la VA-30 (43). En total, las sanciones se repartieron por más de 80 carreteras, incluidas algunas provinciales.
Por provincias, Valladolid se situó a la cabeza con 396 denuncias, por delante de Segovia (227), Ávila (115), Zamora (114) y Palencia (106). En el lado opuesto se situaron Soria y Salamanca, ambas con seis, León (49) y Burgos (103).
Los radares Pegasus constan de dos cámaras, una panorámica que facilita el seguimiento y captación de la velocidad y otra de detalle que tiene un objetivo que permite leer la matrícula del vehículo. Además de la velocidad, estos radares pueden captar otras infracciones desde el aire tales como mantenimiento de la distancia de seguridad entre vehículos, distracciones, uso manual del teléfono móvil, uso de elementos de seguridad como el cinturón o el casco y maniobras peligrosas o antirreglamentarias.
De todas formas, en algunas ocasiones los cometidos de este helicóptero van más allá de la vigilancia, como ocurrió el pasado año cuando durante un vuelo fue testigo directo de un grave accidente en la A-62. Entonces, al comprobar que algunos heridos estaban tendidos en la calzada, se decidió cortar el tráfico aterrizando en plena autovía, después de alertar a los conductores volando a baja altura.
‘Pegasus’ es capaz de visibilizar una matricula con precisión a 2.500 metros de altura y capaz de leer el mensaje de texto que un conductor está escribiendo, pero la normativa le exige trabajar a un máximo de 300 metros de altura y un kilómetro de distancia del vehículo vigilado. La técnica de Pegasus se basa en un telémetro láser que mide la distancia exacta entre el helicóptero y el vehículo. Cuando el operador de la cámara sospecha que se está produciendo un exceso de velocidad, pone en marcha un dispositivo de cámara para realizar tres mediciones de velocidad a tres, seis y nueve segundos. En el caso de que la media de estas mediciones sea superior a la velocidad máxima permita, es cuando se inicia la tramitación de la sanción.
Denuncia
Cuando Pegasus detecta una infracción, no existe posibilidad de que un agente la notifique en el acto, por lo que las infracciones y las pruebas pertinentes se envían telemáticamente al Centro de Tratamiento de Denuncias Automatizadas de León, donde se revisan y tramitan. En casos excepcionales, en los que el radar detecte la comisión de un delito, como excesos de velocidad muy elevados, conducción temeraria, conductores kamikazes o carreras ilegales, los operadores del helicóptero pueden pedir refuerzos a una patrulla terrestre, e incluso si en el helicóptero viaja algún guardia civil, aterrizar para que el agente detenga al vehículo.
Desde 2013, Tráfico ha equipado ocho de sus doce helicópteros con este tipo de radar, completando la vigilancia aérea sobre las carreteras de su competencia, en especial las vías convencionales. Actualmente, cada uno de los centros de Gestión de Tráfico (situados en La Coruña, Madrid, Málaga, Sevilla, Valencia, Valladolid y Zaragoza), cuenta al menos con un helicóptero equipado con un radar ‘Pegasus’ para misiones de vigilancia en sus respectivas áreas de influencia.
Durante estos tres años de funcionamiento, la Patrulla de Helicópteros de la DGT ha realizado 3.821 horas de vuelo de vigilancia, ha controlado más de 75.000 vehículos y 18.274 conductores han sido denunciados.
En vías limitadas a 120 kilómetros, la velocidad media a la que circulaban los conductores denunciados era de más de 28 kilómetros por encima a la estipulada en la vía. La velocidad máxima detectada y denunciada en este tipo de vías fue de 242 kilómetros. En vías limitadas a cien, la velocidad media de los conductores denunciados fue de 130 y la velocidad máxima detectada y denunciada fue de 195. Por último, en las vías limitadas a 90, la velocidad media a la que circulaban los conductores denunciados era de 122,7, es decir, 33 kilómetros por encima de la velocidad estipulada en la vía. En estas carreteras la velocidad máxima a la que fue interceptado un conductor fue de 199.