El Palomar del Monasterio de Carracedo, recuperado por el ayuntamiento de Carracedelo después de más de medio siglo de abandono, y una casa en Peñalba restaurada por Pilar González, se llevaron los primeros premios en sendas categorías de la octava edición de los Premios Palacio de Canedo a la recuperación de la arquitectura tradicional del Bierzo.
La entrega de premios tuvo lugar anoche en la sala Picantal del Palacio de Canedo, donde se congregaron los finalistas y se fueron dando a conocer los premios en presencia del presidente del Patronato de la Fundación, José Luis Prada, el presidente del Consejo Comarcal, Gerardo Álvarez Courel, y los alcaldes de Carracedelo, Raúl Valcarce, de Arganza, Luis Manuel González y el teniente de alcalde de Noceda, Pedro García. En total se repartieron 6.000 euros en premios, siendo el primero de cada categoría de 1.500 euros, 1.000 euros el segundo y 500 el tercero.
Los premios están patrocinados por el Consejo Comarcal del Bierzo, que aporta 3.000 euros para la categoría de edificios promovidos por las instituciones, así como los ayuntamientos de Carracedelo (1.500 euros) y Arganza (1.000 euros), y la propia Fundación Prada a Tope. Además, el Ayuntamiento de Noceda decidió el año anterior que los 500 euros del premio que ganaron revertieran en la propia Fundación.
Álvarez Courel dijo en la entrega de premios que el Palacio de Canedo “tenía que ser y tiene que seguir siendo la sede de estos premios porque lo que ha hecho Prada en el edificio, que yo conocí en ruinas, es un ejemplo de lo que es la recuperación del patrimonio arquitectónico rural”, a la vez que avanzó el compromiso de su institución de continuar con el patrocinio en años sucesivos.
Prada, por su parte, abundó en la necesidad de que los propios habitantes de los pueblos se impliquen en la mejora de su rico patrimonio rural, y destacó que lo más importante de estos premios es el esfuerzo compartido.
Los premiados han sido:
En la categoría de construcciones rehabilitadas por particulares, el primer premio, de 1.500 euros, ha sido para una casa en Peñalba de Santiago, de Pilar González Rodríguez
El Jurado destacó su cuidada su restauración, especialmente en los detalles de balconadas, cubierta, escalera de acceso, pavimento de los corredores, carpintería exterior en madera y el entablado del faldón de los corredores
El Segundo Premio, de 1.000 euros, fue para una casa en Fontoria, de Inés García. De ella destacó el jurado un corredor muy bien conseguido, con muy buen aspecto, en madera, tanto horizontal como vertical, casetón en cubierta muy bien proporcionado con la longitud de la fachada y del corredor.
El tercer premio, de 500 euros fue para una casa y centro de fisioterapia en Magaz de Abajo, propuesta por Lucía Galán Santos. Al jurado le sorprendió gratamente el conjunto de edificios que alberga su interior, desde la fachada principal, bien recuperada, hasta el resto de las fachadas no accesibles desde fuera, por sus detalles constructivos.
En esta categoría se dio también un accésit a una casa en campo (Ponferrada), de Alejandro Fernández .
En la categoría de edificios promovidos por instituciones públicas como ayuntamientos, juntas vecinales o asociaciones culturales o de vecinos, el primer premio, de 1.500 euros, fue para el Palomar de Santa María en Carracedo del Monasterio, obra promovida por el Ayuntamiento de Carracedelo. El jurado reseñó que “se trata del palomar fechado más antiguo del Bierzo, construido por los monjes de Caracedo en 1769, y que es además uno de los más grandes del Bierzo. Edificio cilíndrico, como casi todos los palomares de la Comarca, ha sido restaurado con gran acierto, conservando su forma geométrica intacta y ejecutando la nueva cubierta que había desaparecido”.
El premio fue recogido por la concejala de Carracedelo, Mari Cruz Miguel, que anunció que los 1.500 euros del premio serían donados a la Asociación de Amigos de los Palomares del Bierzo para que continúen con su labor.
El segundo premio, de 1.000 euros, es un Molino en Palacios del Sil, recuperado por la Junta Vecinal. De él, el jurado señaló “su enclave en un lugar precioso y el buen aspecto de la recuperación en todos sus detalles: cargaderos, ventanas, entrada principal, etc. Además, está en funcionamiento”.
El tercer premio, de 500 euros, fue para una Ermita en Magaz de Abajo, promovida por el Ayuntamiento de Camporanaya. “Se trata de una ermita cuya rehabilitación ha sido integral, y la que se ha incorporado un cuerpo nuevo, moderno, distinto en su aspecto al carácter arquitectónico del inicial, y que juntos sirven de sala de usos múltiples para el pueblo, ya que la ermita no tenía uso religioso”.
Es de significar que el edificio era una ruina que pertenecía a particulares desde hace varios siglos, y que ahora forma parte del dominio público gracias a la apuesta de los vecinos de Magaz y del propio Ayuntamiento de Camponaraya.