Estamos en mayo de 2020 y todo el Bierzo, de un modo u otro, ha sido afectado por el covid-19. ¿Todo? ¡No! Dos municipios bercianos, Palacios del Sil e Igüeña, resisten ahora y siempre al virus invasor como la famosa aldea gala de Astérix, aunque sin poción mágica que permita bajar la guardia durante la desescalada en estos reductos de salud enclavados en las montañas.
El alcalde de Igüeña, Alider Presa, recuerda que en su municipio de algo más de 1.200 habitantes “la mayoría de la población, como ocurre en casi todo el medio rural, es bastante envejecida y en los hombres, además, con problemas de silicosis por la mina. Los contagios habrían sido un gran problema”, admite aliviado por la ausencia de casos.
Al otro lado de la montaña, a sólo 20 kilómetros en línea recta, que se convierten en más de 60 por carretera, está la otra “aldea irreductible” del Bierzo: Palacios del Sil. Allí, sus 940 habitantes también se han mantenido al margen del covid-19 y su alcalde, Roberto Fernández, hace lo que puede para que siga siendo así: “Hoy mismo hemos hecho otro reparto de mascarillas para que la gente que tiene que desplazarse pueda tomar medidas”. Si el virus no está en casa, la clave está en evitar traerlo de fuera.
La deseada desescalada se convierte en estos dos reductos en una relativa preocupación que afrontan de forma diferente, pero esperando lograr los mismos resultados. Así, mientras en Palacios los bares continúan cerrados durante los primeros días de la fase 1, en Igüeña han recuperado su papel de eje en la vida del pueblo: “La gente necesitaba relacionarse”, afirma Presa, “aquí no hay problemas de aglomeraciones, pero se necesitaba socializar, sentarse a tomar algo y charlar”.
El regidor de Palacios del Sil, por su parte, asegura que el cambio de fase se ha aprovechado sobre todo “para hacer vida social entre familiares, pero en la calle no se nota tanto”. Lo que sí nota Fernández son las ganas de recuperar la vida anterior a la pandemia: “Sobre todo está habiendo desplazamientos a Ponferrada y Villablino para hacer trámites pendientes, como pasar la ITV o sacar la licencia de caza o pesca. La gente quiere hacer lo que no ha podido hacer en dos meses”.
La ‘nueva normalidad’
Poco a poco la llamada ‘nueva normalidad’ irá conquistando a los irreductibles bercianos de Palacios e Igüeña, aunque para Roberto Fernández la clave está en estas dos semanas de apertura: “Ahora estamos en una fase delicada después de dos meses recluidos, esperemos que en la desescalada podamos mantenernos sin contagios”.
Para Alider Presa, la prueba de fuego llegará en verano, cuando empiecen a llegar los nuevos vecinos de las viviendas mineras vendidas en Tremor de Arriba justo antes de la cuarentena: “Ahora están empezando a arreglarlas, que algo de empleo a generado en la zona, por cierto, y de cara al verano, si la movilidad lo permite, empezaremos a ver caras nuevas”.
Presa espera que parte de ellas se queden más allá del verano y contribuyan a revitalizar la zona: “No todas van a ser primeras residencias, pero incluso que venga gente a temporadas da beneficios. Vuelve a haber movimiento en tiendas, bares… hasta el colegio puede verse beneficiado, porque muchos son gente joven”. En cualquier caso, el pensamiento es compartido a ambos lados de la montaña: “Vamos a ver cómo evoluciona esto de aquí a septiembre”.