Talar árboles y gastar fondos públicos en proyectos para subvenciones, se concedan éstas o no, se ha convertido en el deporte favorito de Olegario Ramón. Ahora resulta que todos los árboles de la ciudad son una amenaza para el alcalde, no así las malas hierbas que tanta renaturalización nos están brindando por las aceras, isletas y espacios públicos. Llevamos, eso sí, dos años con la esperanza de que lo que arrasa el equipo de gobierno en una parte lo reponga en otra y en eso también se parecen a sí mismos: venden cada pocos meses la misma chufla para que sus palmeros se la compren.
Y es que después de que el bosque urbano protagonizara el anuncio a bombo y platillo de los Presupuestos de 2021, a estas alturas y varias presentaciones fantasiosas después el no proyecto aún pende de la concesión de ayudas. Y todo para que recuerde sospechosamente al Parque de la Juventud de Carlos López Riesco, en un mal déjà vu a años luz del proyecto de progreso que abanderó Ciuden. Claro, que de un alcalde en el que no se reconoce a un socialista ni dándole la vuelta no se esperan proyectos de izquierdas.
Resulta bastante obvio que el mandato terminará sin bosque o anillo verde alguno, aunque con toda probabilidad antes de que eso ocurra Olegario Ramón habrá buscado varios titulares más con anuncios repetidos y habrá contratado para asesorarse a varias empresas de fuera del municipio ya sean cántabras, madrileñas, etc. Cualquier cosa vale para engrasar económicamente la obsesión antiponferradina del alcalde.
También hará lo posible para seguir licitando lo que, por ejemplo, Renfe podría licitar. Pero es mucho más práctico para las administraciones que el dinero lo ponga Ponferrada, porque quizá alguien pueda confundir la publicidad sobre una subvención con la concesión de la misma y de ello vive la imagen pública de este alcalde acabado: de pagar con el dinero de la ciudadanía su campaña de imagen de no gestor. Mientras llega la siguiente no subvención, se seguirán haciendo fotos junto a las decenas de árboles que van a arrasar, en una perfecta alegoría de lo que pretenden: acabar con Ponferrada.
Samuel Folgueral. Portavoz de USE Bierzo en el Ayuntamiento de Ponferrada