El ministro de Energía, Álvaro Nadal, afirmó este miércoles que existen intereses empresariales para sustituir el carbón por el gas dentro del mix energético español lo que, advirtió, conllevaría un precio de la energía más caro para el consumidor. A su juicio, el Gobierno quiere utilizar el Real Decreto que regula el cierre de las centrales de generación de energía eléctrica para dotarse de un instrumento que deje esa decisión en manos del poder político y no en una “mera decisión empresarial”. Además reconoció que si ya hay “muy poquitas” minas de carbón y mineros en España “no sabe cuántos van a quedar el año que viene”, aunque las que sobrevivan serán “competitivias”.
Según dijo durante su comparecencia en la Comisión de Energía del Congreso, el Gobierno quiere evitar la “tentación” de que algunas empresas piensen en “cerrar una central que aunque es rentable hace más rentables las otras que tienen”.
Eso, comentó, “es lo que queremos comprobar con un test”, de tal manera que “si alguien la quiere comprar es porque es rentable y por tanto la decisión empresarial de quererla cerrar viene motivada por otra razón”. En ese escenario considera que “sería bueno” para que el sistema eléctrico funcione bien que esa central permanezca abierta.
En caso de que, por el contrario, no haya un comprador interesado se procedería al cierre de la central o, si el Gobierno considera que es necesaria, se iría a un sistema de pagos por capacidad que requiere del visto bueno de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) y de la Comisión Europea “para que no se considere ayuda de Estado”.
En su larga comparecencia, Nadal explicó que no existe una normativa sobre el cierre de centrales porque “antes no había peticiones” en este sentido. Ahora estamos en otro escenario porque “sobra capacidad de generación” en España como consecuencia de la entrada de las energías renovables que no se preveían hace unas décadas. Eso hace que haya que decidir “cómo definimos” el mix energético porque eso “dará unas soluciones de mercado más caras o más baratas”.
A su juicio, la apuesta por las renovables está fuera de toda duda pero hay que garantizar el suministro de base y el de momentos punta en el consumo. Para eso, argumentó, el debate se reduce a elegir entre “gas y nuclear” para garantizar la energía de base y entre “sólo gas o gas y carbón” para garantizar el consumo en momentos punta. “Usted querrá cerrar la nuclear, a mí me parece que es un coste inasumible”, dijo antes de añadir que esa debe ser una decisión que tomen los poderes públicos, el poder Ejecutivo y el Legislativo, y no las empresas del sector energético.
En este punto defendió que rechaza el cierre de todas las centrales nucleares españolas porque, además de que es una energía limpia en emisiones de CO2, sirve para “abaratar” los precios del mercado energético. Por eso se opone a “cerrar, cerrar y cerrar” cuando a partir de 2020 haya que “empezar a tomar decisiones”.
Y es que a su juicio el sector de la energía no es como los demás sino que tiene “limitaciones de competencia” que hacen necesario que esté regulado desde los poderes públicos.
Futuro del carbón
Nadal también abogó por las centrales de carbón ya que, afirmó, “no es verdad que el carbón no es rentable”. Según argumentó hay que distinguir entre minas y centrales. En este sentido afirmó que las minas que van a queda en España en un futuro próximo “son competitivas” porque el resto ha cerrado ya.
Así considera que “la idea de que el carbón está subvencionado es antigua, de antes de 2010” ya que es un sector que ha sufrido una reconversión “increíble” en los últimos años. Tanto es así que ha reconocido que si ahora quedan ya pocas minas y pocos mineros no sabe “cuántos van a queda el año que viene”.
“Quedan 400 mineros en España y 10 instalaciones. Y el año que viene no sé qué quedará”, asumió, antes de añadir que “queda muy poquito y el que queda compite” con el carbón internacional