No hace mucho tiempo que el ahora detenido presidente de Ausbanc, Luis Pineda, le remitía al presidente de Unicaja, Braulio Medel, una escueta nota con una única y misteriosa frase: “Misión cumplida”. Una vez detenido el citado Pineda, la policía dio sentido a la frase. El citado Pineda habría cobrado, en publicidad y convenios varios, del también citado Medel en torno a un millón de euros por pactar las respuestas que el citado Medel debía dar a las preguntas del abogado de la acusación particular, del famoso sindicato Manos Limpias, en un interrogatorio en un juzgado de instrucción por el caso de los ERE de Andalucía, en el que el citado Medel está siendo investigado (antes eso significada que estaba imputado).
La mano derecha de Medel en Unicaja, Ángel Fernández Noriega, secretario general del banco, acusado de administración desleal, fue también llamado a declarar por el citado pago de un millón de euros a Ausbanc de Luis Pineda. Primero se resistió a reconocer la verdad y, luego, tras ponerle el fiscal las grabaciones de las conversaciones en las que él aparecía pactando los apaños económicos con Pineda, no tuvo más remedio que reconocer los pagos, eso sí, exculpando a Medel. “Él no sabía nada”. Claro, el jefe, nunca sabe nada.
El Banco Unicaja es una empresa personalista. Absolutamente nada de interés se mueve en esa organización piramidal sin el consentimiento de Medel. Así viene siendo desde la crisis de 1992, en la que Medel vio las orejas al lobo, su entidad, entonces caja de ahorros, estuvo a punto de naufragar y, tras superar el escollo, se juró, como Escarlata O´hara, en “Lo que el viento se llevó”, que nunca más volvería a padecer una situación como la que había atravesado. Y lo ha cumplido. Con mano de hierro en guante de terciopelo.
Da igual pactar con el diablo, rozar la ilegalidad, pagar sobreprecios de servicios inflados, disimular facturas o dejar a los pies de los caballos a algunos de sus más leales servidores, con tal de salvaguardar su nombre y el de Unicaja. Y ya se sabe que no hay peor estrategia que aquella que confunde a la persona con la institución. La mano de hierro y el cesarismo nunca pueden estar justificado. El fin siempre justifica los medios, según Medel.
Esta misma estrategia es que la que está acabando con los restos del Banco Ceiss (Caja España-Duero), filial de Unicaja. Ceiss acaba de anunciar un acuerdo para reestructurar su plantilla en 850 empleos. Más de la mitad se irán a la calle, en buenas condiciones, pero a la calle; el resto tendrán que cambiar de domicilio en busca de un nuevo puesto de trabajo en otros lugares. Un tercio de la plantilla ha quedado afectada por esta reestructuración. Si se le suman los 1.200 empleos que ya se perdieron hace tres años, el balance es demoledor para las antiguas cajas España y Duero. Y para los clientes y la economía en general de Castilla y León.
Y la provincia de León se lleva la peor parte de estos ajustes. Los edificios emblemáticos de la Caja están en venta y los que no, como sucede con el edificio Botines de Gaudí, lo tiene la Fundación España-Duero de la cual se ha desentendido absolutamente Unicaja, es decir Medel, abocándola a una actividad de mera supervivencia hasta que quede asfixiada por falta de oxígeno financiero.
“Misión cumplida” le han tenido que escribir a Medel los delegados ejecutivos que él nombró hace un par de años para ejecutar la liquidación de España-Duero. Pero lo peor es la satisfacción de los propios sindicatos del Banco Ceiss y, sobre todo, de la Junta de Castilla y León, cuyos responsables consideran “una buena noticia” el acuerdo de reestructuración porque salvaguarda el “pulmón financiero” de Castilla y León.
Solventado el escollo Banco Ceiss, ahora a Medel le queda la salida a Bolsa de Unicaja, algo que esperan miles de preferentistas y accionistas a la fuerza de Caja España-Duero, para vender inmediatamente sus valores, lo que hará caer el precio de la acción.
Claro que también puede liarse la manta a la cabeza y, ante los nuevos requerimientos financieros de Europa, volver a las andadas e intentar otra fusión. Pero ahora ya no quedan caramelos como las antiguas cajas España y Duero, ni un Banco de España tan timorato como el de hace cinco y seis años. Ya no hay margen para marear la perdiz, anunciar preacuerdos y desdecirse el instante y estrategias similares de desgaste del contrario, que siempre rozan el chantaje político. Tampoco hay ya autoridades financieras como las de Castilla y León de hace unos años, dispuestas a todo con tal de que no les salpicase el escándalo de una nefasta gestión.
Eso, sí, como buen jugador, a Medel siempre le quedará la jubilación millonaria y el sillón de la presidencia, también millonaria, de la Fundación Unicaja, desde donde volverá a intentar seguir mangoneando como principal accionista de Banco Unicaja. Está claro que hay lucecitas que no se apagan hasta que no se consume toda la cera.