PREMIOS MUJER 2024

El ministro más odiado en el Bierzo

Mientras permanecía encerrado en su casa mansión de Las Palmas, ciudad isleña de la que fue alcalde y aún controla como un cortijo por mor de su cargo de presidente del PP de Canarias, el ya no ministro tenía planeado rebuscar entre todos sus papeles una defensa numantina para su intervención a petición propia el próximo lunes en el Congreso de los Diputados.

A un ministro en funciones no se le puede cesar, como muchos han pedido esta semana, por la sencilla razón de que ya está cesado por Ley. Su cargo se encontraba en funciones, y en esa tesitura tan solo era procedente un escrito propio y una firma de abandono del cargo. Tras conversar con su padrino, amigo y jefe, Mariano Rajoy; dicen que en una charla de tono calmado pero aire denso, Soria entendió el mensaje a la gallega del ídem.

Tenemos hoy aquí una noticia, el cese de un ministro, que de por sí no es buena, supone algo negativo para todos. Algo, en definitiva, se ha hecho mal. Viniendo de un cargo público es algo que nos perjudica a todos.

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Pero hay dos vertientes en este asunto: Por un lado, su gestión de la que denominamos en términos de marketing de la comunicación “crisis de gobierno”. La gestión de esa crisis ha sido nefasta, y este es el ya consabido resultado. Desde el primer momento en que escuché a José Manuel Soria decir que no, pero que había una empresa con su nombre y que era una equivocación, pero que luego salió una firma, pero que luego era un familiar…En menos de 24 horas había caído en una trampa de novato en esto de la política. Y de novato el personaje no tenía nada. En definitiva, era cuestión de días la dimisión.

Hay una serie de pautas en este tipo de casos que varían según el tipo de crisis. Yo desconozco quién conforma el gabinete del señor Soria, pero como le dije en alguna ocasión al director general de la Fundación de la Energía en el Bierzo, señor Castiñeiras, “tenéis un grave problema de comunicación: como en la minería, como en vuestro papel a realizar en la Ciuden -con un esfuerzo titánico de salvar lo que realmente se puede salvar, que no es poco y se está haciendo pero mal gestionado por imperativo de Madrid en el área de Comunicación- y por la política energética en general que hace supurar afrentas con el resto de sectores frente a las todopoderosas eléctricas. Hoy por hoy, en el Ministerio de Energía, pesa más el lobbying de las eléctricas que el de la minería. Son Goliat y David. Y el ministerio, árbitro y garante de intereses y economías, o no ha sabido jugar su papel o no lo ha sabido transmitir.

Soria había logrado algo inaudito. No solo ser odiado por el sector de la minería en particular, sino por toda la sociedad berciana y la leonesa en general, hasta, para más sonrojo, en sus propios miembros del PP de las zonas afectadas. Al final, Herrera, Juan Vicente, al que le pedimos siempre más firmeza con Madrid, pues es el auténtico fortín popular, se animó a ello, pero era tarde.

Soria, descansa en paz y tanta guerra diste como paz nos dejas.