Los campos Ramón Martínez rozaron este domingo la tragedia durante un partido de juveniles entre el Atlético Templario y el Atlético Astorga. “Se disputaba el segundo tiempo cuando en una jugada fortuita se produjo un choque entre tres jugadores, uno de ellos salió mal parado, pronto todos los presentes en el campo nos dimos cuenta de la gravedad de la situación”, explica uno de los padres presentes, Pedro Josa. “El chico comenzó a convulsionar -al parecer se tragó el chicle que masticaba que le obstruyó las vías respiratorias- mientras el delegado y el entrenador del equipo se afanaban en aplicarle un masaje cardíaco. Entre el público se buscaba con angustia un médico, la tragedia se mascaba, la ambulancia tardaba, o al menos eso nos parecía a los presentes, los minutos pasaban y la desesperación aumentaba. Al final llegó el personal de emergencias y gracias a la labor del delegado del equipo y a la presencia del personal médico, el chico revivió y fue trasladado al hospital. El partido continuó”, añade.
Pedro Josa recuerda que cientos de niños desde los ocho años y hasta los diecinueve disputan sus encuentros del fútbol base en competiciones organizadas por la Federación de fútbol de Castilla y León. “Ahora el chico está bien, sólo fue un susto, pero ninguno de nosotros se nos olvidará los momentos de angustia que pasamos. Nos preguntábamos, ¿cómo era posible que en unas instalaciones que se reúnen cientos de niños y jóvenes no haya ninguna ambulancia o personal sanitario cualificado?, ¿cómo es posible que la Federación de fútbol no tenga cubierta este tipo de contingencia?, ¿quién es el responsable si se produce una tragedia, que no sería la primera en el fútbol español?”, manifiesta.
Este padre, junto a otros, también se pregunta si es que la Federación no tiene dinero para mantener este tipo de servicios y si en unas instalaciones deportivas con tanta actividad en partidos y número de jugadores no es obligatorio tener una ambulancia presente. También les gustaría que poner en la mesa si el seguro médico que cubre la actividad deportiva no debería tener un sistema de prevención y de auxilio en estos casos. “Fue un accidente, no pasó nada, nos dirán los dirigentes de la Federación que no se moverán ni un centímetro para poner soluciones y para prevenir otro posible accidente y así será hasta que la próxima vez no haya tanta suerte y entonces nos rasgaremos las vestiduras y esos mismos dirigentes se lamentarán durante unos días antes de que todo vuelva a su rutina. Mientras tanto los padres tendremos una duda permanente ¿practican nuestros hijos deporte con la seguridad que se merecen?”, afirma Josa