En memoria de Elia Saavedra, viuda de Munilla

Fueron muchos años, casi dos décadas, desde que nos conocíamos, y ya te faltaba tu otra mitad, tu marido y una de las personas más conocidas en Ponferrada. ¿Quién no pasó alguna vez por la farmacia Munilla en plena plaza de Julio Lazúrtegui? Él se te fue pronto y recordabas su doctorado universitario obtenido en plena senectud como un logro más de su tesón y ganas de vivir. Quizás ese cumplir metas, ese ímpetu que ponía en todo lo que se proponía fue la cuerda que, como pila del corazón, de permitió seguir el día a día muchos años más…Hasta ayer.

Elia Saavedra, la madre de la conocida familia de la capital berciana, Munilla, se apagó después de muchas lunas mirando a las estrellas desde su casa buscando una señal en el cielo invitándola a partir. Católica devota de la parroquia de San Pedro, madre de cuatro hijos, -dos de ellos continuaron la profesión paterna en la capital de España- y abuela cariñosa de su numerosa prole. 

En Campelo, su localidad natal, también hay luto por una de sus hijas más conocidas y agradecidas con el lugar. De hecho ubicó su finca de recreo familiar allí y propició la construcción de viviendas en ese punto geográfico del Bierzo donde promotores y trabajadores creyeron también en la fuerza magnética de su naturaleza entre viñas, castaños, olmos y encinas.

Su estampa en estos últimos años era la de una venerable anciana en silla de ruedas siempre acompañada, siempre atendida y siempre con los ojos vivarachos creyendo entender y atender a todos cuantos la saludaban. Se nos fue doña Elia para muchos, Elia a secas para todos. Recuerdo el último beso que te dí en la frente hace todavía bien poco. Mañana te acompañaremos a las 11 de la mañana con don Urbano en tu marcha hacia el Cielo eterno. Y como la Amanda de Víctor Jara, te habrás ido con él.