Loquillo ‘teloneó’ las Fiestas de La Encina que empiezan oficialmente esta noche con el pregón de Antonio Ovalle y lo hizo fiel a su estilo, sin dejar indiferente a nadie. Sus más de 190 centímetros de altura y su ‘particular’ forma de vivir, sentir y transmitir el ‘rock ‘n’ roll’ devolvieron a la capital berciana a unos años mágicos, los dorados -y ‘movidos’- 80, pero también a las décadas que los siguieron, en los que ‘el loco’ se ha mantenido en los escenarios como la Rock and Roll star que en una de sus primeras canciones afirmaba que deseaba ser y en la que finalmente se ha convertido por méritos propios.
Así, el viejo rockero, dentro de su Gira ‘Salud y Rock & Roll’ presentó en Ponferrada su último trabajo, ‘Vientos del Este’, ante más de 4.000 personas, pero también hizo un repaso a toda su carrera. Con los incondicionales ya en el bolsillo desde los primeros acordes, el cantante ofreció una propuesta que hizo bueno aquello de que ‘lo bueno se hace esperar’. Sin prisas, saboreando cada minuto y guardándose la artillería para la traca final.
Como si de un epitafio se tratara, Loquillo se despidió recordando lo que es: ‘Feo, Fuerte, Formal’, una ‘Rock & Roll Star’.