La Cámara de Contratistas de Castilla y León estima que este año 350 obras, el ocho por ciento de las 4.400 que se licitarán, quedarán desiertas al no encontrar una empresa que la ejecute por ofrecer un presupuesto que no cubre los gastos. De momento, en el primer trimestre el 5,96 por ciento de los concursos lanzados han quedado abandonados por esta razón, por lo que piden a la Administración que tome “buena nota” para que la denominada España vaciada no se vea perjudicada por esta situación.
El presidente de la Cámara de Contratistas, Enrique Pascual, presentó este miércoles los datos de licitación de 2022 y las previsiones para este ejercicio, un año especial pues celebran, como la Comunidad, su 40 aniversario como asociación privada sin ánimo de lucro que aglutina a 100 empresas. Además, espera que su Sistema Inteligente de Información (SIAS) se extienda a todo el país, tras ofrecer ya dados de Castilla y León, Madrid, Galicia, Cantabria, Asturias y La Rioja.
Enrique Pascual consideró que las obras desiertas deben rondar el uno por ciento, una cifra “adecuada”, si bien este porcentaje está siendo muy superior porque las empresas han decidido “echar bien las cuentas” y dejar aquellas obras en las que no van a “defender en precio”, lo que indicó afecta sobre todo a las pequeñas actuaciones de la administración local, ya que el sector apuesta en esta situación por los grandes proyectos.
En 2022, el presidente de la Cámara de Contratistas, señaló que se licitaron 4.131 obras, de las que el 4,58 por ciento se quedaron desiertas, con un importe de 56 millones de euros. En lo que va de año, de enero a marzo de las 554 proyectos, el 5,96 por ciento se han quedado abandonadas, si bien sus previsiones indican que este porcentaje crecerá al ocho por ciento de las 4.400 previstas, lo que supondría que se quedarían en el cajón 352 obras. Esto, señaló, se debe a que el sector no ha recuperado las pérdidas por los sobrecostes de las materias primas por el Real Decreto, ya retirado por el Gobierno, que consideró “farragoso”.
Los contratistas, expresó Pascual, están “contentos” con la evolución de la obra pública en este año electoral, que auguró terminará con una cifra superior a la previsto. De enero a marzo, remarcó, se han licitado 641 millones, frente a los 308 del año anterior, lo que supone un aumento del 108 por ciento. En este caso la Administración central ha subido la cifra un 309 por ciento (358 millones) y la autonómica la ha bajado un 16 por ciento, hasta los 144, y la local, tras una subida del 180 por ciento, alcanzó los 139.
De esta forma, las previsiones para 2023, son “igualmente positivas” para la Cámara de Contratistas, puesto que estima que la licitación alcanzará los 1.890 millones, aunque las administraciones han anunciado 2.322, si bien se adjudicarán 1.244 millones y el índice de cumplimiento se situará en el 54 por ciento. Palencia (262 millones) será la provincia más beneficiada este año por la inversión del Gobierno, seguida de León (179) y Soria (144), si bien en las series a cinco años se observa un “reparto razonablemente equilibrado” en la Comunidad. En el caso de la Junta, destaca Burgos (170 millones), seguida de Palencia (112) y León (107).
En cuanto a 2022, aseguró que fue un “buen año” al alcanzar los 1.695 millones de licitación, con una subida del 23 por ciento, de los que el 42 por ciento correspondió a la Administración autonómica y el 29 por ciento la central y local, respectivamente. Además, consideró que los 488 millones del Estado es una cifra “razonable”, si bien destacó el incremento importante de la autonómica en un año de elecciones, hasta los 688 millones, mientras la local, mantuvo sus cifras con 444 millones.
El pasado año se adjudicaron 1.288 millones, con un índice de cumplimiento del 66 por ciento, un porcentaje “alto” para lo que se ha visto históricamente. Esto, explicó el presidente de los contratistas, causa “indudables” problemas a las empresas, que recordó toman precauciones para adaptarse a la demanda esperada.
Enrique Pascual aseguró que la crisis de 2009 ha dejado unas “secuelas profundas y de mucho alcance en el tiempo”, pues de los 4.568 millones de se año se pasó a los 558 de 2012. Desde entonces, además del “pequeño parón” del COVID en 2022, el sector ha ido remontando su actividad hasta los 1.695 millones de 2022. “No se producen las subidas y bajadas anteriores, sino se está produciendo un crecimiento sostenido, con expectativas de que siga así los próximos años”, dijo Enrique Pascual, quien añadió que esto permite al sector ir creciendo de manera “ordenada”, frente a la “volatilidad excesivamente alta” del pasado, que provocaba “desajustes”.
Negocio y mano de obra
Las constructoras trabajan al 45 por ciento en relación a las cifras de 2009, que tampoco fue el mejor año, aunque se registraron un volumen de negocio de 15.674 millones frente a los 7.033 de 2021. “El sector tiene margen y potencial de crecimiento”, dijo Pascual. No obstante, señaló que se siguen perdiendo empresas, que han pasado de las 14.812 de 2009 a las 9.118 de 2022. “Tenemos el 62 por ciento” de las de entonces, dijo, y añadió que además son un 30 por ciento más pequeñas, lo que indica que la capacidad de producción ha disminuido “significativamente”.
Enrique Pascual aseguró que esto se produce debido a la implantación del proceso de producción industrializada, una tendencia que en España y Castilla y León se está “acentuando” de manera notoria. “Va a cambiar radicalmente”, dijo la actividad pasando de ser artesanal a ser más industrializada, en la que elementos como las fachadas se producirán en una planta y se montarán en la obra. También se dejará de ver tabiquería interior de ladrillo porque se utilizará el pladur. “Será un lujo y se verá rara vez una fachada de ladrillo cara vista”, dijo.
Además, se mantienen estables los 65.000 ocupados del sector de la construcción en los últimos dos años, pero recordó que en 2009 fueron 127.000 .Las empresas, según el presidente de los contratistas, tienen un “verdadero problema de personal cualificado” a pesar de las convocatorias de formación que se han hecho, ya que denunció que les cuesta atraer trabajadores nacionales a un sector, que remarcó ofrece unas “buenas retribuciones”. Por ello, hizo una “llamada” a los españoles para que apuesten por el ladrillo.