PREMIOS MUJER 2024

Los ángeles del Camino

 

Machado dijo mejor que nadie, aquello de que caminante no hay camino… y las protagonistas de nuestra historia de hoy, lo perdieron. Todavía no se explican si fue por escasa señalización, por desorientación, o seducidas por los atractivos naturales de las muchas sendas, que ofrece el Camino de Santiago en el Bierzo.

El recorrido del Camino en nuestra tierra, tiene tantas historias como peregrinos que las protagonizan. Cientos de miles, con finales trágicos, inciertos y también felices. El de nuestra historia de hoy afortundamente tiene sabor a perdiz. Es la aventura de dos italianas que esta semana fueron absorbidas por el monte, entre Foncebadón y el Arroyo Tejedas. Efectivamente, casi al final de la tierra. Igual pensaron que se trataba de Finisterre, el Finis Terre berciano. Los amantes del senderismo ni siquiera podrían imaginarse el lugar donde fueron a parara estas dos jóvenes peregrinas de 28 y 32 años, que anda y anda y anda, se dejaron llevar hasta donde el cansancio, el agua y el miedo les permitieron. Cuando después de 5 horas andando se dieron cuenta de que aquel no era el camino que les llevaba a Santiago de Compostela, era demasiado tarde. No tenían salida. Pleno bosque y monte cerrado, de vegetación asfixiante y exuberante que les impedía seguir. Ya no había sendero. El camino estaba cerrado y ni las estrellas de la vía láctea,- pensaron-, serían capaces de guiarles hasta la salida. No la había. Las dos mujeres exhaustas, solo podían agarrase a las nuevas tecnologías. El teléfono móvil de una de ellas sin cobertura. El de la otra, con un 3 por ciento de batería. Suficiente para avisar al 112 y a la Guardia Civil y compartir ubicación por whats app. Todo de manual. Pero faltaba la mano del hombre, la que siempre suele rematar lo que la tecnología empieza. La que podía concluir felizmente con la tarea de salvamento de las dos mujeres atemorizadas, que se veían en lo peor. El servicio del Seprona, de la Guardia Civil de Ponferrada se puso en marcha, y el hoy héroe de las dos italianas, consiguió localizarlas, en coordinación con el 112. Las dos peregrinas nos contaron cómo cuando vieron la cara del Guardia Civil, se les iluminó la cara, como si hubiesen visto al mismo apóstol, Santiago. Pero este se llamaba Javier. No nos queda más que felicitar a todos esos hombres y mujeres que vigilan el Camino, que han sido entrenados para tareas de rescate en zonas de difícil acceso, como la de nuestra historia verídica. Son los ángeles anónimos del siglo XXI, los ángeles, de la “Guardia”, que salvan vidas. En esta ocasión tocó como marco la ruta jacobea, que desde la época medieval viene alumbrando historias tan humanas como la que les hemos contado, como testimonio vivo del poder de la fe, de cualquier religión, sobre los hombres de todas las clases, naciones y condiciones.