Alrededor de la calle Sucubo de Villafranca del Bierzo hay diversas conjeturas y leyendas. Los nombres de algunas vías de los pueblos se determinaron hace cientos de años, por lo que su significado real se podría haber perdido con el paso del tiempo. En esta ocasión, nos detenemos en la calle Sucubo de este municipio berciano, entorno al que giran diferentes teorías.
La leyenda cuenta que en este callejón habitó un súcubo, un demonio que, según la superstición, se transforma en mujer de gran atractivo y elocuencia para seducir a hombres jóvenes.
La palabra ‘súcubo’ proviene del latín succuba que a su vez está derivado del prefijo sub- que significa ‘debajo de’ y del verbo cubo que significa ‘yacer’. Es por eso que la palabra súcubo hace referencia a la persona que yace debajo de otra persona. Por otra parte, existe la palabra latina incubo que tiene como prefijo in- que significa ‘dentro de’. Al contrario que súcubo, íncubo es la persona que yace dentro de otra.
Sin embargo, algunos vecinos asegura que “nosotros lo pronunciamos “Sucúbo, me imagino que el 90% de la villa no tiene ni idea de lo que son los súcubos ni los íncubos”. Los íncubos eran demonios en los que creía la sociedad de la Edad Media. Según estas creencias, los íncubos se posaban encima de la víctima durmiente, para tener relaciones con quien durmiese. No obstante, en lo que coinciden la mayoría de los vecinos es en que esta calle debe su nombre a que era por donde la gente bajaba antiguamente con los cubos al río.
Una vecina de la villa del Burbia asegura que “en este caso Sucubo o Socubo nada tiene que ver con los demonios. Se llama así por ser la ronda exterior de la muralla villafranquina, es decir, por estar bajo los cubos de la muralla: Subcubo. Seguramente este sea el origen del Socubo, como le llamamos aquí normalmente”.
Sea como fuere, merece la pena darse un paseo por esta histórica calle de Villafranca del Bierzo que comunica también con la tradicional calle del Agua de la villa. En esta calle se encuentra además el estudio el escultor Arturo Nogueira. La fachada lateral está completamente decorada con medallones, pequeños motivos (rostros, lagartijas y personajes) y numerosos poemas, lo que le da un aspecto todavía más misterioso y un gran valor cultural y turístico a este callejón.
Fotografías de QUINITO