2017 ha sido en el Bierzo el año de los desastres naturales. El 19 de abril se iniciaba un desatroso incendio que cercaba la Tebaida berciana. La sequía propiciaba el avance de las llamas que llegaron a las puertas de algunas localidades elevando el nivel de peligrosidad al 2, el más alto. El fuego tardó en sofocarse varios días y a su término el balance fue el de toda una catástrofe medio ambiental, en total ardieron 254 hectáreas de rebollar y 123 de otros bosques, mientras que las 790 restantes fueron de brezo. La magnitud del desastre, consecuencia de la mano del hombre y que todavía se está investigando en los Juzgados, llevaba a los ponferradinos a manifestarse días después.
Un mes después, en mayo, las heladas, primero, y el granizo, a continuación, echaban a perder el 80% de la cosecha de UVA, el 70% de otros cultivos y obligaban a retrasar en un año la salida al mercado de la marca de Calidad Cerezas del Bierzo.
Los continuos problemas del sector del carbón, con la parada en la producción ante el empeño de Endesa de comprar carbón extranjero, y el anuncio del cierre de la térmica de Compostilla, contra que las instituciones bercianas, provinciales y autonómicas todavía intentan parar a día de hoy, ensombrecieron aún más el panorama berciano.
Pero no todo fueron malas noticias este año. El anuncio de Tvitec sobre la creación de un centenar de empleos con su nuevo proyecto para la fabricación de vidrio curvo y la confirmación de la instalación de la empresa Forestalia en el Bierzo, con 50 puestos de empleo directos en su planta y 300 en la gestión de montes y obtención de biomasa, son algunas de las buenas noticias que dan esperanza a la economía de la comarca.