PREMIOS MUJER 2024

Las burras del Cúa

Estos días el Cúa, como otros muchos ríos de casi toda España, se ha desbordado como consecuencia de las lluvias y de alguna nieve caída en todo su curso, pero especialmente en su cabecera, en las montañas de Ancares y Fornela. Las fotos que publican algunos medios son espectaculares, pero no alcanzan las dimensiones de otras épocas no tan lejanas. La construcción por la Confederación Hidrográfica de un muro de contención a su paso por Cacabelos ha evitado, como solía suceder antaño, que el agua anegase una extensión mayor en la zona de Las Angustias. Estas crecidas solían llevarse, en ocasiones, las tierras ribereñas; de ahí que un medio de protegerlas fueran las burras.

Las burras son construcciones de forma acaballada o alomada que, perpendiculares a la corriente del río, protegen las tierras ribereñas inmediatamente posteriores, tanto de la erosión como de las acometidas de las aguas, pues desvían éstas hacia el otro lado. Tales construcciones solían hacerse tradicionalmente con troncos de árbol con los que se formaba una estructura triangular, más o menos cerrada con tablazón de madera, en cuyo interior se colocaban ringleras de cantos rodados, a veces también de forma desordenada, los más grandes de los cuales, llamados caloyos, constituían la base.

Desconozco si trata de un localismo de Cacabelos o, por el contrario, el término tiene una mayor extensión en el Bierzo o, al menos, en el río Cúa, que nace en Fornela y recorre de norte a sur más de cuarenta kilómetros hasta desembocar en el Sil a la altura de Villadepalos, dejando en su recorrido varias poblaciones en sus márgenes. Según el DRAE no se conoce en español, pero el término ya ha sido incluido en alguno de los vocabularios del habla berciana, por ejemplo en el de Trinidad Crespo y Jovino Andina que, reconocen haberlo recogido en Cacabelos.

En invierno y primavera, con el deshielo de las nieves, el río Cúa, como ha ocurrido estos días, sufre grandes crecidas y su corriente suele ser muy violenta lo que ocasiona frecuentes desbordamientos. Las burras se construían en Cacabelos casi siempre en la margen derecha del río, por lo que el agua se desviada hacia la parte izquierda. Esta desviación, que en otros ríos podrían provocar las protestas de los propietarios de las tierras de enfrente, no hace daño; pues en esta zona el río, al menos en su paso por Cacabelos, en su margen izquierda existe una terraza en forma de glacis, donde se asienta el núcleo primitivo que dio origen a Cacabelos, cuya orilla tiene varios metros de altura.

En mi juventud, eran muy conocidas las burras de Pepito, de Noles y de los Afumaos. La primera se encontraba por encima del puente de la antigua N-VI, la de Noles por debajo; en ambos casos entre trescientos y cuatrocientos metros del mismo. Por debajo de la de Noles, ya casi en el límite jurisdiccional del pueblo se encontraba la burra de los Afumaos. De época posterior hubo otras, pero ya no construidas con palos y piedras, sino solo con morrillos, recogidos en una malla metálica y con forma de paralelepípedo: de este tipo hubo una cerca del viejo molino de las Molineras, entre Cacabelos y Arborbuena. Hay otra más abajo, casi a la altura del Humeral.

Las burras siempre fueron lugares de baño. Al fin y al cabo, estas construcciones no eran sino muros que, en el verano, ya el Cúa sin mucha corriente, remansaban el agua y permitían formar amplias extensiones de agua tranquila, llamadas badas, con una cierta profundidad. De niño la más concurrida era la burra de Noles, aunque a veces su propietario, que no tenía un carácter muy amigable, ponía reparos en su uso. En mi juventud, por el contrario, la burra de mayor aceptación fue la de Pepito, que estaba más cerca del pueblo y con mejores accesos. Tenía además la ventaja que en aquella zona, donde abundan los manantiales, de la terraza en su margen izquierda salía un chorro frío de agua en el que nos duchábamos al acabar el baño. Los del Campo y la Terra del Ouro se bañaban en la burra de los Afumaos, que les quedaba muy cerca, casi perpendicular a su barrio.

Entonces era muy frecuente utilizar esas burras y no los aledaños del puente como zona de baño, especialmente por las mujeres, pues de este modo no eran observadas tan directamente por los curiosos; los niños y jóvenes, por el contrario, solíamos bañarnos en el puente. Con el tiempo, fue aquí donde comenzó a ir todo el mundo no sólo porque era la zona más céntrica, sino también la mejor zona de baño o la que el ayuntamiento preparaba para el mismo. El muro, que los Bargueño construyeron hacia 1895 para desviar el agua del río hacia una central hidroeléctrica, dejó una bada grande y profunda muy adecuada para el baño. Es la que todavía utilizan muchos cacabelenses pese a que desde hace ya algunos años el pueblo cuenta con una estupenda piscina municipal.