Las botas de media caña que calzaba Triana contenían partículas de residuos de disparos, que podían proceder de una exposición anterior; es decir, de un uso del arma en otro momento. A pesar de la insistencia del defensor de madre e hija, uno de los policías que hoy prestó testimonio en el juicio por la muerte de Isabel Carrasco dijo que la supuesta recogida de Triana del bolso que contenía el arma no habría implicado un traspaso suficiente de partículas. “Es muy poco probable”, dijo, mientras añadió que es “perfectamente” posible que esos restos procedieran de un ‘ensayo’ anterior, de la propia Triana o de alguien que se encontrara junto a ella.
Respecto a los guantes de látex encontrados en el domicilio de Triana, éstos contenían abundantes residuos de disparos, lo que implica una exposición directa. No obstante, donde más restos se encontraron fue en los guantes de piel y las prendas encontrados en el maletero del coche de Triana tras el asesinato de Carrasco y que vestía Montserrat en el momento de los hechos. Así se desprende de los resultados del kit de disparo presentados hoy por los policías que cerraron la primera tanda de comparecencias.
Previamente, las explicaciones de miembros de la Sección de Balística Forense de la Policía Nacional sobre las pruebas de balística, a propuesta del Ministerio fiscal, centraron la primera parte de la sesión de este martes en la Audiencia Provincial de León. Uno de ellos detalló que el arma que acabó con la vida de Isabel Carrasco es adecuada para el fin que se le dio. “El calibre es pequeño pero suficiente para provocar efectos letales en distancias cortas, perfectamente manejable por una mujer. No muy pesada y fácil de llevar en un bolso”, explicó a preguntas del fiscal.
“Las armas de fuego cortas tienen la finalidad de defensa o agresión, no cinegética o militar. Son armas de defensa o para agredir y el revólver es perfectamente capaz de acabar con la vida de alguien. Un niño podría dispararla”, manifestó. Además, el revólver tiene la ventaja de que no expulsa las vainas, con lo que no deja pruebas, rastro externo de los disparos.
El arma homicida, un revólver Taurus de calibre 32 fabricado en Brasil, tenía borrada la numeración de serie -punzonada-, y fue imposible recuperarla por procedimientos químicos. Uno de los cartuchos que contenía no fue percutido, es decir, los disparos que hizo Montserrat no fueron consecutivos; algo que puede deberse a una manipulación previa del mismo o al nerviosismo de la autora en el momento de los hechos, según explicó.
La pistola que fue localizada en casa de Triana, ya de cierta antigüedad, aunque en buen estado, no tenía número de serie pero no presentaba signos evidentes de borrado. La Sección de Balística Forense de la Policía Nacional recibió tres envíos con segmentos sobre el revólver y una pistola, cuatro vainas percutidas y tres núcleos de plomo recuperados del cuerpo de la víctima, del mismo calibre que parte de los cartuchos intervenidos.
Los cartuchos de tres calibres distintos encontrados en la vivienda también fueron analizados. Uno de ellos correspondía a los de la pistola, otros eran aptos para ser utilizados con el revólver y el último, de calibre oficial, no se ajustaba a ninguna de las dos armas encontradas.