Túnica y capuchón negro, una soga a la cintura y una campana en la mano; es el Lambrión Chupacandiles, una figura convertida desde hacer varios años en una de las tradiciones más propias de la Semana Santa de Ponferrada, a la que se encargó de dar la bienvenida esta tarde.
El nazareno recorrió las principales arterias de la capital berciano, un trayecto que le llevó por las calles Paraisín, Cruz de Miranda, Pregoneros, avenida del Castillo, plaza Luis del Olmo, plaza Lazúrtegui, avenida La Puebla, General Vives, paseo San Antonio, calle Ancha, plaza del Ayuntamiento y calle del Reloj.
La salida del Lambrión Chupacandiles se remonta al siglo XVII y desde entonces son muchos los hombres que han ocultado su cara bajo su negro capirucho. Desde hace un cuarto de siglo, siempre el mismo nombre ha ido atado al de esta figura creada por la Hermandad de Jesús Nazareno. Se trata de Vicente Parra, hijo y nieto de ‘lambriones’, que confía en dejar también en herencia a uno de los suyos el orgullo de ser uno de ellos.
Reconocimiento al Lambrión
Tal es la popularidad de la figura que la Comisión Municipal de Cultura celebrada esta semana en el Ayuntamiento de Ponferrada aprobó dar el nombre del Lambrión Chupacandiles a un espacio de la ciudad, en el entorno de la iglesia de San Andrés.
Así, una placa de bronce colocada en el suelo honrará del nazareno que anuncia la llegada de la Semana Santa.
Sábana Santa
Este sábado también tuvo lugar la bendición de la Sábana Santa de Turín. La Real Hermandad de Jesús Nazareno de Ponferrada ha adquirido una réplica a tamaño natural de la sábana Santa de Turín (Italia), una pieza muy valiosa, ya que su reproducción está muy restringida.