¿La Universidad femenina o feminista?

Alejandro G. Nistal/ Ana Gago Del total de alumnos matriculados en el sistema universitario (estudios universitarios de primer y segundo ciclo y de grado) en el curso 2019-2020, el 55,7% fueron mujeres. La participación femenina fue de un 55,7% en estudiantes de grado y de un 39,2% en primer y segundo ciclo; según el INE. Otros estudios de la Unión de Universidades, afirman que “un siglo más tarde de la legalización, más de la mitad de las matriculaciones son femeninas (55,6%)”. En todo caso, la mayoría de los estudiantes universitarios son de sexo femenino.

Orígenes

El 8 de marzo de 1910 se autorizó la matriculación de mujeres en las carreras universitarias públicas. Antes de esta fecha, este hecho tan consolidado en nuestra sociedad actual era toda una aventura para la mitad de la población: La Real Orden publicada el 11 de junio de 1888 admitía únicamente el acceso de las mujeres a las universidades privadas mediante autorización del Consejo de Ministros.

La primera mujer en acceder a los estudios universitarios fue María Elena Maseras Ribera, quien comenzó la carrera de Medicina en Barcelona, en el curso académico 1872-1873. En el periodo comprendido entre 1888 a 1910, la vida de las estudiantes estaba condicionada por su sexo y la libertad de movimiento dentro de la universidad estaba completamente limitada. Incluso una de las grandes pioneras del feminismo español, Concepción Arenal, tuvo que disfrazarse de hombre para poder cursar sus estudios de Derecho en la Universidad de Madrid. Entre 1882 y 1910, 36 mujeres, el 0,17 % de los estudiantes universitarios, consiguieron finalizar sus estudios en las facultades y pelear por el reconocimiento de sus títulos para poder ejercer profesionalmente, como fue el caso de María Elena Maseras y Dolores Aleu.

Universidad Feminista

En la capital del Bierzo a raíz del pacto de gobierno local, PSOE, CB y Unidas Podemos, esta última formación ha puesto en marcha una iniciativa de cultura de género denominada “Universidad Feminista”. En síntesis, la concejala Lorena González declaraba en su primera edición que “se podrá disfrutar de charlas, ponencias y actividades culturales que nos ayudarán a tomar conciencia sobre la lacra de la violencia machista y a desarrollar herramientas para combatirla en nuestro entorno”. En la defensa de su lucha de género explicaba que “cuanta más formación y más recursos tengamos a nuestra disposición para identificar, combatir y erradicar la violencia machista, antes conseguiremos la sociedad más justa, libre, igualitaria y segura que anhelamos”.

En esta actividad cultural de género se han invertido en tres ediciones más de 60.000 euros, en su mayor parte de fondos del propio Gobierno central. Dos son los aspectos negativos que se han encontrado la concejala y su equipo. El primero, el gasto en algo que la oposición cree “es un derroche de dinero público que al final atendiendo a los currículums de las ponentes son cargos y personas de la propia formación política que lo organiza”. Y el segundo obstáculo es una denuncia interpuesta por utilizar el apelativo “universidad”, algo que “no es una denominación real, induce a confusión”. En la denuncia fechada el 4 de junio del 2021 presentada electrónicamente ante la Dirección General de Universidades e Investigación se pide el “cese del uso de tal denominación”.

De momento, la actividad cultural Universidad Feminista sigue su camino a la par que la propia Universidad es ya mayoritariamente en su alumnado femenino y pronto su profesorado según el propio INE.