Fiel a la tradición, un año más la Asociación La Obrera ha hecho entrega de sus insignias: 7 de oro y 14 de plata a sus socios más veteranos, así como un reconocimiento a otras 13 personas que han cumplido 80 años.
Corría el año 1889 años cuando nacía la Unión Obrera, una sociedad que se puede considerar antecesora de la Seguridad Social puesto que surgió con el objetivo de dar beneficio a sus socios, mediante lo que hoy podríamos denominar ayudas sociales. Tenían un médico y acceso a medicinas. 107 fueron los socios fundadores, que hicieron progresar a La Obrera a medida que también iba avanzando la ciudad de Ponferrada. Llegó a tener más de 700, pero actualmente el número ha descendido hasta los 440.
Su presidente, Félix de la Fuente, reconoce que la parte económica está saneada, lo que les ha permitido pintar el edificio, ubicado en la Calle Paraisín y están pendientes de la autorización del Ayuntamiento para acometer la reparación del tejado y llevar a cabo otras obras de mantenimiento.
Retos del futuro
Entre los retos a corto plazo se encuentra el de atraer a nuevos socios, especialmente a los más jóvenes. Apunta que para formar parte de La Obrera no se exige ningún desembolso inicial, solo el pago al año de una cuota de 80 euros, lo que supone mensualmente menos de 7 euros. “Los intereses de la juventud de hoy son muy diferentes a los que había cuando se fundó la asociación, estamos intentando atraer a este grupo de edad pero todavía no hemos dado con la tecla. Hay pocos y suelen ser hijos de socios”.
Son múltiples y variadas las actividades organizadas, entre ellas excursiones, encuentros de corales, conferencias, bailes y algunos cursos pero en ocasión no se alcanza el número de inscritos suficientes para que salga adelante.
Viaje a la Ponferrada de hace un siglo
Por su parte, Javier García Bueso, director de los museos de Ponferrada, agradeció a la emblemática asociación su labor tan vinculada al socorro mutuo al auxilio social, al seguro y en definitiva a la ayuda de quienes más lo necesitan. Y su intervención en el acto supuso ‘un viaje en el tiempo recorriendo toda aquella Ponferrada que hace un siglo asistió a la declaración del Castillo de los Templarios como Monumento nacional y también celebró un acto similar al que asistimos hoy’. En su discurso aludió también a símbolos de nuestra ciudad ‘cuya historia se ha perdido por el paso del tiempo o por la fragilidad de la memoria’.